Redacción La Última
El 6 de junio de 1994, un terremoto de 6,4 grados en la escala de Richter provocó una avalancha en la cuenca del río Páez, que causó una gran tragedia en los departamentos de Cauca y Huila.
Era un lunes festivo, a las 3:47 de la tarde cambió para siempre la historia de las comunidades ribereñas del rio Páez y Símbola, sin dejar de mencionar a las comunidades ubicadas sobre las montañas de esta región quienes sufrieron daños irreparables. El epicentro se ubicó en las faldas del volcán Nevado del Huila, en cercanías del sitio llamado Dublín en la parte alta del río Páez.
Hablar de lo que ocurrió un día como hoy, hace 30 años, implica recordar a 1.100 personas que perdieron la vida, 500 que quedaron desaparecidas, 1600 familias desplazadas y casi 8.000 que resultaron afectadas en los departamentos de Cauca y Huila.
El sismo con una profundidad de 10 km desencadenó más de 3.000 deslizamientos que produjeron inmensos flujos de agua, lodo, material vegetal y roca que llegaron a ríos y quebradas que luego arrasaron viviendas, puentes y más estructuras principalmente en el Cauca.
Aproximadamente 40.000 Has. de tierras con su riqueza ecológica y faunística, la mayoría de ellas ubicadas en jurisdicción del Parque Natural Nevado del Huila, fueron arrasadas por deslizamientos o arrastrados por las aguas furiosas de ríos y quebradas. Es la catástrofe natural más descomunal en la historia del Cauca y el Huila, en tan solo 30 minutos quedó convertido en un inmenso Campo Santo.
Gracias al liderazgo del Servicio Geológico Colombiano en la implementación de redes de monitoreo y de sistemas de alerta temprana, la erupción del volcán Nevado del Huila en 2008, que generó flujos de mayores dimensiones que los de 1994, no generó consecuencias devastadoras.