Por: Pedro Javier Jiménez
Una vez aprobados los planes de desarrollo, los gobiernos locales inician con vida propia la ejecución de sus propuestas de campaña, tienen ya la “ruta de navegación”, como dicen los políticos, ahora les toca ejecutar el progreso de este departamento y de su capital.
Hoy no me pienso referir a los planes de desarrollo a profundidad, solo poner en el radar de nuestra conciencia que estamos en una situación económica recesiva, que el crecimiento económico es prácticamente inexistente, los grandes jalonadores del empleo y desarrollo económico se encuentran parados, la construcción en estado crítico y vivimos económicamente del esfuerzo del sector comercio y servicios que se ven también en una situación de angustia por cuenta del bajo nivel de consumo.
La suma de los presupuestos del cuatrienio para Huila y Neiva son casi 8,6 billones de pesos, dinero que necesitamos ver ejecutado con responsabilidad, con políticas claras de contratación para los huilenses. El Huila y Neiva, necesitan una oposición seria, comprometida en ser los primeros veedores, dispuesta a hacer acuerdos para el desarrollo y no componendas; una oposición beligerante y llena de conciencia, no parsimoniosa y complaciente.
Gran responsabilidad tiene hoy el diputado Lara Sánchez, que hace unas semanas decía que los primeros 100 días no era posible ni evaluar un gobierno ni hacer oposición, tampoco se debería cobrar los emolumentos entonces.
El concejal Osorio Botello, hasta hoy políticamente correcto, también tiene una responsabilidad superior con la ciudad capital, que presentó un plan de desarrollo, desde mi óptica, fundamentado en la recuperación de las finanzas de la administración y demasiado conservador en la recuperación de la ciudad como tal; veremos como nos va, porque proyecto de ciudad a largo plazo aún no hay.
También necesitamos unos contratistas serios, huilenses de verdad, que respondan por las obras y los servicios de manera eficiente sin sobre costo y con la moral y ética suficiente para no contribuir más al flagelo de la corrupción.
8,6 billones que deben trascender en mejor calidad de vida para todos los huilenses, que deben por fin ver la terminación de los elefantes blancos, deben traer vías para el progreso, seguridad para el desarrollo de la economía, educación de calidad, por citar algunas necesidades sentidas, y ojalá que en este cuatrienio que inicia se retome el camino de la planeación a largo plazo pues pareciera que estamos en tramos de 4 años, mejor dicho viviendo del día a día.
Estos 8.6 billones nos deben ayudar aguantar la economía del departamento hasta el 2026. No esperamos que Petro presidente, haga algo diferente al pan de cada día, dividir para reinar, inversión hasta ahora no ha traído y no va traer.