Por Andrea Beltrán Cruz
Cuando visité por primera vez el Huila, no sabía qué significado tenía el San Pedro, no sabía por qué escuchaba decir que era una de las fiestas más importantes del país. Así que decidí quedarme unos días más y averiguarlo. Este año cumplo una década viviendo en Neiva.
Para entrar en contexto, nací en Bogotá, toda mi vida creí que San Pedro era un fin de semana en el cual unas reinas ‘competían’, pero de resto todo era rumba. Un día llegué a Neiva, venía por unas semanas y se acercaba el San Pedro, entonces me quedé unos días más para saber cuál era el ‘alboroto’. Pues efectivamente, me fui pensando que era un fin de semana de rumba, donde en una discoteca ponían el Sanjuanero y todo el mundo se paraba a bailar.
Pero no pasó ni una semana, y me regresé. Conseguí trabajo en una clínica, me instalé, creía que solamente serían unos meses, mientras pasaba una situación personal, y luego volvería a Bogotá a continuar con mi vida normal. Siguieron pasando los meses y mis ganas de irme de Neiva se iban esfumando, cada día me gustaba más la ciudad, la gente, ya tenía amigos y me acostumbraba al calor.
Llegó nuevamente San Pedro, y ya trabajaba en un prestigioso medio de comunicación, Nación TV, y mi misión era cubrir las festividades. ¡Qué tarea tan jodida! No sabía nada de la cultura, de la tradición, de la huilensidad, de nada. Pero tenía que ser profesional, empecé a leer, a investigar, a hablar con la gente, y solo tengo una cosa por decir: huilenses, no se imaginan la riqueza cultural tan hermosa que tienen (o tenemos, porque ya me siento opita).
Y sí, me enamoré de Neiva, del Huila, de su cultura, de sus costumbres, de sus tradiciones. Me enamoré de escuchar y ver la interpretación del Sanjuanero Huilense no sé cuántas veces en una sola noche. Me enamoré del calor, de la gente, de los paisajes, de los municipios. Me enamoré de cubrir periodísticamente las festividades sampedrinas; conocer a los artistas, bailarines y artesanos que hacen posible que estas fiestas sean un verdadero desborde de talento y tradición. Me enamoré de la cholupa, del asado huilense, del achira, de la sevillana. Bueno, con lo único que no he podido es con el Juan Valerio, si alguien me recomienda dónde venden el mejor de Neiva, prometo darle otra oportunidad.
Solo espero que cada año las fiestas sean más organizadas, que la administración municipal de turno se esmere por mejorar no solamente lo concerniente al festival, sino poner orden a la ciudad, la malla vial que está vuelta nada, la seguridad que nos agobia día a día, y que los foráneos se enamoren de Neiva como yo.