Opinión
Agradecido por la acogida que esta columna de opinión ha generado entre sus lectores, inicio diciendo que las “FORMAS” son vitales. Dos marchas: una pacífica compuesta por ciudadanos de diferentes matices, sin tarimas ni discursos; multitudinaria que reclama un gobierno de resultados, que pide en tono de protesta un liderazgo que una al país que está dispuesto a concertar y que promulga la fe en la Constitución del 91.
La otra, realizada en la fecha de la reivindicación de las clases obreras se disfraza de “causa” y en lugar de propender por unir al país, lo divide y lo prende con ánimo de revolución, pero de ese tipo de revolución que solo trae destrucción y muerte.
Esperar que Petro sea el líder de todo un país ya no es posible, su agenda de confrontación se radicaliza y busca de hablarle a ese 25-35% que son sus votos duros y con los que cree que puede mantener el poder, no sin antes buscar socavar la paciencia del resto del país y llevarlo al caos, que para sus objetivos sería ponerle todo en orden para dar la estocada final, que sería cerrar el congreso y llamar a la “Sustituyente”.
En el otro extremo pasa lo mismo, una oposición también sin ánimo de concertación y sin su líder natural, el expresidente Uribe, en la arena principal, con unos “tigres” que apenas rugen para su electorado y que sin una conversación sería para proponer país, no podrán liderar el movimiento del péndulo de la democracia.
Por eso el balón está en el CENTRO. Son posiblemente el porcentaje más alto de la población colombiana, buscan conversar proponer país y tienen figuras capaces de construir un diálogo que podría alienar los astros electorales para llevar al país a un proceso de reconciliación; su talón de Aquiles será el discurso de seguridad, que es fácilmente desviado a la derecha, pero tienen a favor todas las calidades de los nuevos valores de identidad inmersos en el nuevo votante, inclusión, medio ambiente, tecnología por citar algunos, que sumados a los valores identitarios griegos famila, justicia, empleo y salud, son para el discurso de unión que el país añora escuchar.
Así pues en un clima de incertidumbre nos quedan dos años de este calvario de Gobierno, pero hoy al iniciar el partido para las elecciones del 2026 el “BALON” está en el centro.