Regional
Salomón Artunduaga, empresario del café y oriundo de Pitalito, ha dedicado la última década a promover la cultura del café entre los jóvenes de su región. Su esfuerzo ha sido reconocido recientemente por la Asamblea del Huila, un homenaje que considera el fruto de un trabajo arduo y comprometido.
Artunduaga expresa que este reconocimiento refleja “un trabajo muy dedicado de 10 años de mucho esfuerzo”, durante los cuales ha buscado que los jóvenes comprendan el valor del campo y todo lo relacionado con el café, desde el proceso de plantación hasta la exportación. “Es un trabajo que realizamos con tanta responsabilidad que en principio golpeamos puertas en todos lados, pero no fue nada fácil”, comenta, resaltando que el apoyo de los entes territoriales y del sector privado ha sido crucial para la articulación del proyecto.
Consciente de la situación actual del campo, donde muchas áreas se están quedando sin mano de obra joven, subraya la importancia de empoderar a las nuevas generaciones para que modernicen la caficultura. “Hoy el campo se está quedando solo, pero hay una responsabilidad social por parte de los huilenses y por parte del sector agropecuario para que los jóvenes se empoderen del campo”, afirma. Además, destaca que los jóvenes están mejor posicionados para explorar nuevos nichos de mercado y aprovechar las plataformas digitales para la comercialización del café.
El proyecto ha crecido significativamente, extendiéndose más allá del Huila y siendo adoptado como modelo en otras regiones cafeteras y sectores como el ganadero y el palmero. Este crecimiento es motivo de orgullo para Artunduaga, quien lo ve como un logro compartido: “Nos sentimos muy complacidos de poner el primer granito de arena como hijo de provincia y como empresario del café de nuestro querido municipio de Pitalito”.
En cuanto a la receptividad de los jóvenes, Artunduaga señala que “ellos están muy emocionados con lo que están aprendiendo, muy comprometidos con ese gran trabajo”. El programa, que comenzó con 35 estudiantes hace una década, ahora cuenta con 634 alumnos distribuidos en ocho puntos en el sur del Huila. A pesar del éxito, enfatiza la necesidad de expandir el equipo de profesionales para poder llegar a todos los municipios.
Respecto a la relación de los jóvenes con el campo, comenta que, aunque antes se veía como un castigo, ahora los jóvenes lo perciben como “una oportunidad, como un proyecto de vida”. Este cambio de perspectiva ha permitido que los jóvenes no solo se interesen en la caficultura, sino que también vean potencial en otros cultivos que en el pasado fueron abandonados.
Finalmente, resalta que lo más satisfactorio de su labor ha sido “compartir el conocimiento”. Desde su experiencia como delegado en la Organización Internacional del Café (OIC) hace 12 años, observó la falta de jóvenes involucrados en la caficultura. Hoy, en cambio, es testigo del surgimiento de jóvenes emprendedores que han establecido sus propias tiendas y unidades productivas, contribuyendo al desarrollo social de sus comunidades.
Artunduaga concluye destacando la importancia de la caficultura para la economía de la región y su satisfacción por haber ayudado a fortalecerla: “Para mí es una gran satisfacción contribuir con el desarrollo social de una economía que es tan importante como la caficultura”.