Por: Juan Camilo Morales Conde
Tras de más de 8 días de intensos incendios en el Departamento del Huila, que a la fecha han arrasado más de 13 mil hectáreas de bosques secos tropicales en los municipios de Palermo, Aipe, Campoalegre, Rivera y Neiva, ya la mayoría controlados, pues solo persisten las llamas en la zona rural del municipio de Aipe, se espera que los organismos de control, puedan rápidamente mitigar la conflagración y prevenir nuevos brotes, especialmente en áreas vulnerables a los fuertes vientos.
Durante la calamidad ambiental, decretada de manera tardía por el Gobernador Rodrigo Villalba, después de 4 días del inicio de los incendios, el Gobierno Nacional dispuso los apoyos, a través de Ejército, Policía y Fuerza Aérea, que con sus aeronaves han contribuido a mitigar las conflagraciones en las zonas de difícil acceso, mediante el sistema Bambi Bucket, así como también se evidenció la voluntad de servicio de municipios de la región y departamentos como el Caquetá, que con alrededor de 14 cuerpos de bomberos, llegaron e hicieron su mayor esfuerzo para extinguir las llamas, demostrando la importancia del trabajo en equipo.
El panorama no puede ser más desolador, se cuentan por centenares las víctimas humanas que sufrieron los estragos de la tragedia en sus predios, pero por lo menos lograron salir ilesos de las zonas quemadas. Quienes no corrieron con esa misma suerte, fueron los millones de animales de diferentes especies que sucumbieron en su intento por salir de las llamas envolventes, y los que pudieron salir, lo hicieron con varias afectaciones por las graves quemaduras que sufrieron. Muchos, fueron atendidos por los cuerpos de bomberos, mientras otras especies de animales, como venados, huían despavoridos con significativas heridas.
Las víctimas de esta tragedia, no son solo las que sufrieron las consecuencias actuales, estos hechos dejaron una marca difícil de borrar, que tardará muchos años. Sí, las víctimas de todos estos estragos y de los cambios ambientales que sufre la tierra por culpa de nosotros, los seres humanos, serán afrontados por nuestros descendientes, quienes no van a tener las mismas posibilidades que tenemos hoy, y es que no hemos entendido la importancia de cuidar el planeta, pues actuamos como seres irracionales viviendo solo el día a día.
Esta calamidad, no solo es consecuencia de las malas prácticas de arrojar basuras, prender fogatas o quemar terrenos para cultivar. Quienes también tienen una responsabilidad administrativa gigante para cuidar que estos hechos no pasen, son las organizaciones como la CAM y las secretarías ambientales tanto del departamento, como de los municipios, al no tomar cartas en el asunto, para realizar procesos de inversión en la prevención de desastres, de los cuales hoy somos víctimas.