Por: Pedro Javier Jiménez
Opinión
Esta semana, en el Concejo de Neiva, el concejal Camilo Perdomo lideró un debate de control político sobre la malla vial. Un debate oportuno, necesario… y profundamente triste.
Una vez más queda claro que esta administración no planifica, no gestiona y mucho menos ejecuta con visión de futuro. Aquí se gerencia el día a día como si la ciudad fuera una tienda de barrio. Y como ya lo dijo entre risas un exalcalde: “mi amor lindo, no hay plata”.
La realidad es brutal: de los 580 kilómetros de vías que tiene Neiva, el 80 % —unos 464 km— están en mal o regular estado. Y el Plan de Desarrollo —que de desarrollo solo tiene el nombre— contempla apenas 8 km de vías nuevas y 25 km de rehabilitación. ¿Eso es visión? ¿Eso es compromiso? No. Es una oda a la mediocridad.
Casagua, con su discurso de “recuperar la ciudad”, destinó apenas 1.800 millones de pesos en 2024 para atender uno de los problemas más graves de Neiva. Vías de pueblo para una ciudad que quiere ser segura y competitiva.
Y como no hay gestión, tampoco hay con qué fondear proyectos estratégicos ni cómo atraer recursos extraordinarios del Gobierno Nacional.
Eso sí: el gobernador sí dio la cara. En 2024 destinó 8 mil millones para ayudar a Neiva con sus vías, un gesto que se reconoce y da, al menos, un respiro simbólico a esta gestión. No todo está perdido, aunque no sea gracias a la Alcaldía.
Mientras tanto, cuando usted eche gasolina y pague la sobretasa, sepa que esa plata no va para tapar huecos. Se va en pagar créditos del pasado, del presente y —como vamos— del futuro.
Como bien lo dijo el concejal Héctor Javier Osorio, la catástrofe vial no se resolverá en los 992 días que le quedan a Casagua. Al contrario: Neiva quedará más endeudada, más colapsada y, seguramente, sin POT, sin PTAR, sin colegios y, por supuesto, sin malla vial.
¿Y obras inconclusas? Súmele el estadio de fútbol: símbolo del cemento sin gloria, de promesas a medias y de una visión de ciudad basada en la improvisación.
Ah, y ojo: de los 90 mil millones que se pagan con la sobretasa a la gasolina, apenas 3.000 millones van para vías. ¿Cuáles? Nadie sabe. Así que cuando llegue esa plática, que las veedurías estén pilas, porque si no, se va a calentar tanto el asfalto que ni se va a ver.
Así que si está pensando en comprar carro, hágase un favor: cómprese un campero. Porque esta huecamenta y esta falta de visión no la resiste cualquier suspensión.