Por: Pedro Javier Jiménez
Opinión
Esta semana apareció el exalcalde en redes sociales, con tono triunfalista, mostrando una intervención sobre la canalización de la Avenida La Toma, realizada durante su gobierno. Ciertamente quedó “bonita”… pero solo por unos días. Se usaron materiales equivocados, técnicas erradas y, posiblemente, presupuestos también errados.
Acto seguido, empezó a circular en redes una encuesta con posibles candidatos a la Alcaldía de 2027. Y, como si nada, ahí está usted.
¡Gorky, ni lo piense!
Estoy claro: sus límites no existen. Su estilo “frentero” para interpretar el sentir ciudadano ya nos marcó una hoja de ruta equivocada. Una ruta que empujó a esta ciudad —de forma transversal— al atraso. Si ya llevamos casi ocho años perdidos, cuatro bajo su mandato y cuatro con el actual alcalde, ¿con qué cara pretende regresar?
Lejos estamos de ser una ciudad. Y aunque en lo personal no tengo nada contra usted, su tiempo ya pasó. Ocultar que aún tiene electores sería ingenuo —claro que los tiene—, pero somos más los ciudadanos que no le debemos nada, que no lo extrañamos y que estamos mamados de que nos tomen por pendejos mientras crecen el hueco fiscal… y los huecos en las vías.
En su gobierno no hubo PTAR. No cumplió.
No hubo estadio. No cumplió.
No hubo circunvalar del oriente. No cumplió.
No hubo plan de ordenamiento territorial. Tampoco cumplió. No hubo colegios. Menos cumplió y la EPN casi la quebró.
Eso sí: si vuelve, volverán las fiestas, los espectáculos desmedidos, la banalidad como estrategia de gobierno, propias de sus asesores de pan y circo.
Volverán los insultos, como aquel contra el señor Olave en pleno concierto de San Pedro.
Volverán las novias, los antivalores, el circo.
Volverá “El Charco” con mercados, el PAE que nunca cambió —sigue siendo plata perdida y niños con hambre—.
Volverá “el Turco”… bueno, en realidad, nunca se fue.
Y también volverán las deudas de campaña: $2.700 millones, si no estoy mal. ¿O ya los pagó? Por favor, deje los santos quietos.
Volverán tantas cosas que no hemos olvidado. Y que, lamentablemente, este alcalde tampoco ha corregido. Pero usted no es la solución.
Por favor, Gorky: ni lo piense. Viva sabroso, que para eso tiene con qué, pero a la Alcaldía, ni una vez más.
Y si la campaña a la Cámara de su hijo no despega, no es culpa del joven profesional. Es su mala fama. Es su gestión mediocre. Que Casagua lo esté haciendo quedar bien… ya es mucho decir.
Ojo pues, neivanos. Esta es la tercera vez que lo escribo en esta columna: estamos mamados de la improvisación, de la falta de liderazgo y de visión.
Neiva ya no es una ciudad: es otro pueblo más de la Colombia profunda… del amigo de Gorky.
Y lo último que queremos es seguir escuchando, cuatro años más, ese triste estribillo: “No hay plata, mi vida hermosa”.
