Por: Andrés Calderón
Opinión
Si por algo se caracteriza la política en nuestro país, es sin duda alguna por la falta de ética en su ejercicio, sin verdaderas propuestas de gobierno, los más inescrupulosos, los sin principios, ególatras y lambones, encantadores de serpientes y populistas llegan al poder en este país todos los días. Estos personajes se caracterizan por frases como “esto se gana es con plata o, plata es plata, no miremos atrás que hay que construir no destruir” y un sinnúmero de estupideces que solo justifican el accionar corrupto al que nos acostumbramos de los politiqueros y del que muchas veces nos beneficiamos.
Bajo estas condiciones es muy difícil hacer política, por lo que los colombianos que así lo entienden buscan todos los días esperanza en lo que se define con un adjetivo que cada día se prostituye más: “alternativos”, término del que se hace uso sin especificar el porqué. “Soy alternativo”, decimos a veces quienes nos sentimos fuera de ese fango de corrupción, pero no somos capaces de decir a qué y a quiénes; ese es el verdadero valor de la alternatividad: mostrar la realidad. Y ser alternativo, que en términos simples es ser distinto a lo tradicional, busca en principio la honestidad en el manejo de los recursos, virtud y valor que no está ligado a marcaciones ideológicas, dogmáticas o no. Se puede ser honesto dentro de todo el espectro político, esto es, partido o línea ideológica, más aún cuando las estructuras políticas (politics) en este país carecen completamente de identidad. Se han convertido en estructuras meramente clientelistas, cuyo aporte en los procesos electorales, lejos de las ideas, se dedica a la feria de avales.
Y para la muestra un botón, con la frase “plata es plata” este personaje que parece sacado de la película Rosario Tijeras, convenció a cinco millones de… digamos ingenuos para que votaran por él, y no es por justificarlos, a una parte, claro, porque muchos piensan así, pero creo se movieron a esa orilla atemorizados por el fantasma del comunismo perverso y dictatorial que supuestamente encarnaba Petro, y la supuesta posibilidad de toma del poder por las guerrillas, cosa que jamás ocurrió ni ocurrirá. Estas fueron las motivaciones que movieron a una buena parte de esos cinco millones a votar por Federico. El miedo puede hacernos tomar decisiones terribles, si, más instinto, en este caso de supervivencia, que por la razón.
Este personajillo, pillo, aliado con las mafias de la corrupción paisa, en el afán de retomar la alcaldía y hundir al hoy exalcalde Daniel Quintero Calle, logró algo que parece increíble, propio de nuestra locombia, a partir de un hecho de corrupción en su gobierno. Y me refiero a Fico: quien acusó de corrupción al exalcalde Daniel Quintero con la complicidad del “periodismo” prepago como el que ejerce Victoria Dávila, hoy disque candidata a la presidencia; este ha construido una retórica de supuesta corrupción alrededor de Daniel Quintero para acabarlo política y jurídicamente a él y de paso el erario de Medellín. Seguro Viky debe estar saboreándose ese festín para su campaña.
Creo entonces que es mi obligación moral, a través de esta columna, hacer lo que no hace el periodismo prepa, invitarlos a conocer la verdad sin ser periodista, pero sí un ciudadano que desde la localidad y a través de este importante espacio virtual busca construir alternativa. Esto a propósito de la contienda electoral que se avecina y en la que aquí en el Huila lo que se cuece parece ser plata, plata y más plata, porque de liderazgos estamos pobres; son muy pocos y seguramente con muy pocas posibilidades de ostentar la “dignidad” de congresistas.
Lo que le hacen a Daniel Quintero me da asco; lo acusan de peculado por apropiación y otros delitos por la compra de un lote en dación de pago, algo parecido a lo que sucedió con los lotes que el municipio de Neiva en cabeza de Gorky recibió de empresarios a cambio de compensar obligaciones tributarias, pero muy por encima del valor comercial, constituyéndose en un detrimento al patrimonio. Esto sucedió en Medellín con un lote de 145.000 metros cuadrados que tenía una valoración de mercado cercana a los dos mil millones, pero que terminó adquiriendo el municipio por un avalúo hecho por la misma entidad en un valor de cuarenta y ocho mil millones, gracias a una modificación del EOT de Medellín a través de un decreto a las carreras firmado y ejecutado el mismo día por Fico el mismo día de su salida, error grave, pues los decretos entran en vigencia al día siguiente de su firma y las modificaciones al EOT deben ser aprobadas por el concejo.
Me vi obligado a exponer la situación de Quintero Calle, no porque sea su seguidor, sino porque ha sido un valiente al enfrentarse solo al brazo político de la oficina de Envigado, herederos de la violencia y el narcotráfico que ejercían los supuestos paramilitares desmovilizados por Uribe. Un verdadero alternativo.
