Por: Pedro Javier Jiménez
Opinión
Escribir sobre Neiva cada fin de semana es un verdadero reto. Intentar aportar desde estas palabras con vocación comunitaria, con el objetivo de crear conciencia y generar reflexión en el lector, exige equilibrio entre la crítica constructiva y el reconocimiento de lo que se hace bien.
El interés individual en nuestra ciudad ha sido, en muchos casos, reflejo de la falta de empatía que arrastramos desde los primeros años de formación, tanto en los público como en lo privado. No somos aún una comunidad que abrace un propósito común ni que valore el logro colectivo como una virtud compartida.
Tampoco vemos hoy, como antes, a los colegios comprometidos con el entorno: recuerdo cómo, siendo estudiante salesiano, salíamos a pintar andenes, barrer calles y cuidar los parques cercanos. También recuerdo a los scouts promoviendo valores basados en la empatía y el civismo, no sé si existen hoy, ni los valores ni los scouts. Es cierto, el tiempo pasa, pero algunas prácticas deberían permanecer.
Hoy, desde esa subjetividad que permite la opinión con propósito, quiero agradecer y felicitar a la administración municipal por tres hechos que esta semana representan una luz de esperanza. y destacar un liderazgo que con carácter y simbolismo se consolida; en medio de tantas noticias grises, vale la pena reconocer lo que da motivos para creer.
- La transformación de la IE El Venado. Felicitaciones a Francisco Duque, a la secretaría de Educación y al alcalde de Neiva por este logro. Hoy, esos niños y niñas tienen razones para sonreír al ver su institución renovada, funcional, limpia, ordenada y dotada. En muchos casos, encuentran allí comodidades que en casa aún son un sueño. Es un ejemplo para empresarios locales sobre el poder transformador de la economía formal, la que genera empleo digno y desarrollo. Eso es esperanza.
- La recuperación de Las Ceibas EPN. El gerente de la empresa, el ingeniero Andrés Charry merece reconocimiento por rescatarla financieramente. Que entregue utilidades no debería ser un hecho histórico, sino la norma de una empresa pública bien administrada. Hoy, Las Ceibas vuelve a representar lo que debe ser: patrimonio de todos los neivanos, fuente de inversión y no de escándalos. Eso también es esperanza. (Y sí, allí también estuvo presente Francisco Duque).
- El nombramiento en la Secretaría de Juventud. Luego de un año con esta vacante Celebramos que Brenda Daniela Pardo, por fin haya designada para ese cargo, y más aún que se haya hecho mediante un proceso transparente. Es una señal de que el mérito puede abrirse paso en el servicio público. Eso da esperanza a los jóvenes que quieren aportar desde la honestidad, sin favores ni padrinazgos. Un ejemplo que contrasta con la realidad del gobierno nacional.
- El impulso al liderazgo colectivo. La presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio del Huila, Lina Marcela Carrera, ha promovido durante este 2025 una agenda que invita a la unión de esfuerzos para alcanzar objetivos comunes. Lo ha hecho en temas clave: la Ruta 45, el caso Pericongo, el peaje de la Unidad Funcional Dos, el reciente paro arrocero, y la intervención del día de ayer en el bloqueo del las comunidad de Riverita, además de múltiples espacios de conversación empresarial de talla nacional, Con un espíritu conciliador y firmeza estratégica, ha demostrado que los consensos no son imposibles. Eso, también, es esperanza.
No todo puede celebrarse.
El caso del PAE en una institución educativa refleja el abandono de responsabilidades. Que un rector permita que los alimentos lleguen a estados de suciedad y descomposición habla de una grave falta de liderazgo y compromiso. Él representa a los padres que confían a sus hijos para ser formados y cuidados, y ha fallado. La supervisora del contrato tampoco puede quedar exenta: su nivel de indiferencia, o de falta de energía responsable —como diríamos— ameritan los dos renunciar de inmediato. La negligencia también debe tener consecuencias.
Porque si hay algo que debemos recuperar en Neiva, es el sentido de pertenencia, la capacidad de exigir, pero también de reconocer. Esta semana, por fin, hay motivos para creer. Ojalá no sea un paréntesis, sino el comienzo de una nueva narrativa para nuestra ciudad.
Posdata.
A quienes siguen optando por bloquear la Ruta 45, una advertencia clara: están matando la economía del Huila. Cada cierre no es solo una protesta, es un sablazo al turismo, a los transportadores, a los ferreteros, a los agricultores, a los tenderos, a usted mismo. Es sabotear el pan de todos en nombre de una causa que se deslegitima con el caos. Protestar sí, pero no así. La vía no es un trofeo de presión: es la arteria por la que aún respira el departamento.
