inicioOpiniónNinguna persona está por encima de la ley

Ninguna persona está por encima de la ley

Por: Andrés Calderón

Opinión

Así quedó demostrado con la finalización del proceso judicial al expresidente Uribe en primera instancia el lunes pasado, hecho sin precedentes en nuestro país; jamás se había juzgado y condenado a un hombre tan poderoso, que ostentó la más alta dignidad del servicio público y al que muchos creían intocable. Para muchos, personas independientes a los apasionamientos políticos que analizan la situación desde el punto de vista de la democracia y la justicia, existen las preocupaciones normales que pueden resumirse en las preguntas: ¿Qué va a pasar después? ¿Incidirá esto en el próximo proceso electoral? ¿Habrá protestas, desórdenes? ¿Habrá retaliaciones de la derecha internacional liderada por los republicanos en Estados Unidos?

Pues diré que sí, claro que habrá repercusiones dada la importancia del procesado, eso es indiscutible. Desde el mismo día de ayer hubo protestas a las afueras de Paloquemao y ya se pronunciaron varios congresistas republicanos de forma irrespetuosa e injuriosa sobre la decisión de la jueza, por supuesto deslegitimando su decisión y presentándola como un acto de persecución política; hecho que irrespeta nuestra independencia judicial.

Fuese cual fuese la decisión de la jueza, esta habría sido criticada severamente. Del lado de la ultraderecha, quienes estaban a favor del procesado y perdieron, ya tuvimos la respuesta: revancha y persecución política. Del lado de la izquierda y las víctimas, seguramente algunos argüirían presiones y, por supuesto, impunidad. En todo caso, no habría sido una decisión de consenso mayoritario ante un hecho que, bajo una verdadera democracia e institucionalidad fuerte, la justicia no tenía que salir crucificada por la opinión pública.

Dura tarea que se endilgó a estas servidoras de nuestro sistema judicial (juez y fiscal), que en principio no les correspondía, pero por artimañas del mismo procesado cayó en sus manos, creyendo que ningún “simple juez de circuito o fiscal” fueran capaces de mantenerse erguidos ante el poder y actuar en derecho, con independencia y transparencia, como lo hicieron las doctora Sandra Heredia y Marlenne Orejuela. Recordemos que cuando Uribe renunció a su curul como congresista para zafarse de la investigación por la corte suprema de justicia, la fiscalía era su aliada, de bolsillo, puesta por Duque, y efectivamente trabajó en favor de el hasta donde pudo.

A pesar de nuestras debilidades institucionales y democráticas, no creo posible que estas se pongan en riesgo por la decisión que se tomó el lunes; esto no trascenderá de forma tal que incida en el próximo proceso electoral para que el uribismo retorne al poder, ni se afectará el sistema judicial. Por el contrario, creo que, a partir de la condena de Uribe, el sistema judicial gana respeto e independencia, pues ha demostrado que en este país ninguna persona está por encima de la ley, lo que implica que cualquiera, así sea presidente, puede ser juzgado y condenado. El ruido por el proceso durará unas semanas, y como pasa en este país, todo volverá a la normalidad a finales de año para cuando esté listo el arranque de la campaña al Congreso. Eso sí, no duden que el uribismo tratará de victimizarse, y seguirán haciendo lobby con los gringos para tratar voltear a su favor la circunstancia calamitosa y vergonzosa de su líder natural.

Con tanta impunidad en este país, producto de la incapacidad judicial para atender todos los casos, la corrupción, los vacíos legales y artimañas de los penalistas para dilatar los procesos, es fácil hoy para los uribistas tratar de justificar que no existe ponderación en las decisiones. Por eso aparece el “para cuándo de Pepito Pérez” pretendiendo salirse por las ramas, intentando dejar el sinsabor de impunidad en la opinión pública, tal como hicieron ayer la cadena radial Blu y el canal RCN; no repararon en lanzar acusaciones para deslegitimar una decisión que desde muy temprano se veía venir. Esa seguirá siendo la defensa del uribismo en adelante, y la jueza Sandra Hernández, hoy ejemplo de compromiso institucional, será utilizada como el chivo expiatorio de su estrategia política.

Con los hechos más recientes, la apertura del proceso al hijo de Petro, la captura de los corruptos de la UNGRD en la que cayeron congresistas, y los casos importantes que le anteceden en nuestra más reciente historia: Caso Odebrecht, Nule y parapolítica, en los que se han condenado, senadores, alcaldes y ministros; hoy hasta un expresidente. Solo queda decir que, a pesar de sus problemas, nuestra justicia goza de independencia y la decisión de ayer debe ser respetada por todos, incluyendo el fascismo norteamericano cómplice de la masacre en Palestina, amigos del condenado.

Lo más leido