Por: Pedro Javier Jiménez
Opinión
En Neiva, parece que las bestias se ensillan antes de llegar. Mientras otras ciudades avanzan con visión gerencial, aquí seguimos atrapados entre políticos disfrazados de ingenieros y supuestos gerentes que solo administran excusas.
Hace casi un año, el Concejo aprobó un crédito por 80 mil millones de pesos para financiar proyectos “estratégicos”. Según el alcalde, muchos de ellos ya estaban en etapa de ingeniería de detalle. Pero el único “detalle” cierto es que la mayoría requería cofinanciación nacional. Hoy, el crédito está aprobado, pero los recursos siguen sin ejecución efectiva, y lo más preocupante: las obras que motivaron el endeudamiento no tienen respaldo del Gobierno Nacional.
Ahí está, por ejemplo, el mentado Sistema Estratégico de Transporte Público, una mentira vigente. Sin financiación nacional, sin avances significativos y con 32 mil millones de pesos esperando ser enterrados en un sistema fracasado. La decisión gerencial correcta sería detener este despropósito hasta que haya certeza de desembolsos futuros por parte de la Nación. Solo con esa medida, se liberarían recursos que sí podrían atender necesidades reales y urgentes.
Luego está la Institución Educativa Ciudad Jardín, que hoy funciona en arriendo y cuya población merece respeto y atención, pero también decisiones racionales. La propuesta es volver a invertir casi 9 mil millones de pesos, ignorando que los colegios públicos enfrentan un deterioro estructural alarmante y que la baja asistencia no se debe solo a la caída en la natalidad.
También influyen factores como la migración hacia la educación privada, la deserción escolar por condiciones socioeconómicas, la inseguridad en los entornos escolares y la creciente brecha digital, que aleja a muchos estudiantes del sistema tradicional. ¿No sería más sensato fortalecer la infraestructura existente, mejorar la calidad educativa y recuperar la confianza de las familias, en lugar de insistir en proyectos que no resuelven los problemas de fondo?
Y qué decir de la fase 9 de la canalización del río Las Ceibas, otra obra sin respaldo nacional. No solo por falta de gestión del alcalde, sino también por el desorden financiero del Gobierno Nacional. Son 5.500 millones más en el limbo.
En total, hay 46.500 millones de pesos comprometidos, sin uso claro y sin futuro cierto, producto de una planificación errática y de la ausencia de visión estratégica.
Si en Neiva existiera un verdadero liderazgo, el Concejo actuaría como una junta directiva, no como un comité de aplausos del alcalde. Es urgente replantear prioridades, redireccionar recursos y, sobre todo, evitar seguir endeudando a la ciudad sin un plan serio.
Y por si fuera poco, ahora asoma la idea de un nuevo crédito para financiar el estadio de fútbol, una propuesta que confirma la ausencia de visión y el uso de la vieja fórmula: “el que mucho abarca, poco aprieta”. En lugar de gestionar con inteligencia financiera, el mandatario parece decidido a dejarle a Neiva un legado de deudas y cero margen de maniobra.
No, alcalde. Sea serio.
Y al Concejo de Neiva, que no olvide su deber: obren con la responsabilidad de una verdadera junta directiva. Porque la ciudad no puede ni debe endeudarse más. El estadio, si Pero no así.
