inicioOpiniónPecador es: quien hoy alce la mano en respaldo a Netanyahu

Pecador es: quien hoy alce la mano en respaldo a Netanyahu

Por: Andrés Calderón

Opinión

El empeño por consolidar un estado judío es lo que se ha conocido como sionismo, una idea que persiguieron los descendientes de Israel o, más antiguamente, cananeos, nómadas que se asentaron de forma definitiva en parte de lo que hoy es Siria, el Líbano, Jordania, Israel y los territorios palestinos, esto hace unos 10,000 años aproximadamente. El pueblo cananeo creció en medio de dos importantes civilizaciones, babilónicos y egipcios, quienes dominaron el mundo antiguo. No entraré en detalles, pero sí diré como dato muy importante que este pueblo vivió el final de la Edad de Bronce y, por supuesto, el paso a la Edad de Hierro, aproximadamente dos mil años a.C., periodo en el que muchos académicos coinciden en que se inició la escritura de la Biblia.

Pero ¿por qué es importante este último dato? Bueno, pues porque son narraciones bíblicas las que hoy sustentan la existencia de un estado recientemente creado (1948) en este territorio (Canaán), que fue invadido y explotado por siglos a manos de diferentes culturas, dada su importancia geográfica y estratégica para el comercio y las guerras que fueron utilizadas por egipcios, asirios, romanos y otomanos, hasta llegar a manos de ingleses. Estos últimos fueron quienes promovieron, a través de un mandato (1922), el inicio de la creación de un hogar para el pueblo judío, iniciativa que finalmente inició la creación formal del estado de Israel en el año de 1948 una vez culminada la Segunda Guerra Mundial, a través de la mediación de la recién creada ONU. Muchos judíos del mundo, pero especialmente de Europa, sobrevivientes del holocausto nazi, se trasladaron a ocupar este territorio.

Israel no se ha hecho solo; fueron los Estados Unidos, bajo el mandato de Truman, quienes los reconocieron, y desde allí empezó una alianza económica y militar que lo convirtió en la potencia que hoy es. Una alianza que ha permitido a los norteamericanos ejercer control sobre el Mediterráneo, el canal de Suez y todo Oriente Medio, la zona más rica en petróleo en el mundo. Así que no es altruismo o mera coincidencia ideológica o cultural (recuérdese que muchos de los colonizadores judíos eran de nacionalidad norteamericana, hombres y mujeres importantes en la banca y el comercio) el apoyo norteamericano a Israel. Una relación de décadas que siempre ha contado con importante apoyo de ambas partes no es solamente una decisión de políticos (cerca del 50% del pueblo norteamericano hoy apoya a Israel).

El judaísmo es una religión cuya cuna hoy es el estado de Israel, mayoritariamente judío (80%), pero que se conformó por gentes de todo el mundo, no judíos originarios, que practicaban el judaísmo. Entonces, ojo a esto: Israel efectivamente es la porción de tierra, hoy nación, que abarca territorios descritos en la Biblia, que seguramente habitaron descendientes de Moisés y muchos otros importantes personajes de la historia bíblica, la Torá y el Corán, pero también lo han sido los territorios palestinos y sus vecinos, los pueblos musulmanes que son descendientes de Abraham. Y si Jesús de Nazaret por allí anduvo, por allí nació, entonces los cristianos también tienen derecho a esta tierra. Tratar de entender este zaperoco de ideas, tan diversas posturas e identidades, es sumamente complejo y en este corto espacio no lo lograremos, pero sí trato de hacer conciencia de lo relevante de esta región en todos los aspectos y de por qué hoy, desde una postura religiosa, sumamente ilusoria y mal interpretada en las mentes de muchos en todo el mundo, está justificando la barbarie en Palestina a manos de Israel. Lo de Benjamin Netanyahu no es más que revanchismo, codicia e imperialismo; ninguna otra cosa puede justificar la masacre de 70 mil personas y someter a millones al hambre.

La excusa de Netanyahu para masacrar al pueblo palestino y anexar sus territorios fue el ataque terrorista de Hamás, acción condenable desde todo punto de vista en la que asesinaron a 1.400 personas y secuestraron a más de 200. Sin embargo, el uso desmedido de la fuerza y el ataque indiscriminado a Palestina es una atrocidad mayor, sin justificación. ¿Acaso qué culpa tiene un niño en una escuela, en un hospital o donde se encuentre, de las locuras de los grandes? Ni el abuelo, ni el ama de casa, ni ningún civil debería sufrir esta tragedia, ni en Palestina ni en ninguna parte del mundo. Mi solidaridad con las víctimas de Ucrania que corren la misma suerte, y las de nuestro país que, por la avaricia al poder que el comercio de drogas, mueren todos los días.

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