inicioOpiniónTalento que se resiste al olvido institucional

Talento que se resiste al olvido institucional

Por: Carlos Ernesto Álvarez Ospina

Opinión

En el Huila abundan los talentos. Desde San Agustín hasta Pitalito, desde Garzón hasta Neiva, nuestra tierra está llena de voces, músicos, pintores, bailarines, escritores y soñadores que trabajan con pasión por mantener viva la identidad cultural de los opitas. Sin embargo, mientras el arte florece en los rincones de nuestra región, el apoyo institucional parece marchitarse cada vez más.

Hablar con un artista emergente huilense es escuchar una historia que se repite, falta de escenarios, ausencia de estímulos, escasa visibilidad y, sobre todo, una indiferencia preocupante por parte de las entidades públicas que deberían ser aliadas del arte y la cultura. Muchos deben costear de su propio bolsillo los instrumentos, vestuarios, desplazamientos y hasta la producción de sus obras, mientras esperan, año tras año, la ayuda que nunca llega.

Paradójicamente, el Huila se enorgullece de su folclor, del Sanjuanero, de su Festival del Bambuco, de sus tradiciones y de su gente alegre, pero cuando se apagan las luces del festival y termina la temporada de fiesta, los artistas quedan nuevamente solos, luchando contra la falta de recursos y la invisibilidad mediática. Es como si solo recordáramos la cultura cuando hay una tarima y un aplauso de por medio.

El problema no radica en la falta de talento, sino en la falta de voluntad política y visión cultural. El arte no puede seguir siendo un adorno ocasional o un discurso bonito para los actos públicos, debe entenderse como un motor de desarrollo social y económico. Apoyar a los artistas emergentes no es un favor: es una inversión en identidad, en juventud, en territorio y en futuro.

El Huila necesita políticas culturales serias, permanentes y descentralizadas, que lleguen más allá de Neiva y que permitan a nuestros creadores tener oportunidades reales. Se requieren convocatorias transparentes, formación, estímulos económicos y, sobre todo, reconocimiento. Porque el talento huilense no necesita lástima, necesita oportunidades.

A los artistas que siguen soñando a pesar de las dificultades, mi admiración y respeto. Ellos son los verdaderos embajadores de nuestra esencia, los que mantienen viva la llama cultural cuando otros prefieren apagarla con burocracia y olvido.

Es hora de que las instituciones departamentales y municipales entiendan que sin arte, sin cultura y sin apoyo al talento emergente, el Huila pierde su alma.

Lo más leido