Por: Edwin Renier Valencia Rodríguez
Opinión
Vivimos tiempos donde la incertidumbre parece haberse instalado en cada conversación. La desconfianza hacia las instituciones, gobiernos, partidos, incluso los medios crece con cada noticia, cada escándalo y cada promesa incumplida. No es extraño que muchas personas sientan que ya no hay en quién creer.
Sin embargo, en medio de ese desencanto colectivo, hay un dato esperanzador: hoy las empresas son las instituciones que más confianza generan en la sociedad. En un mundo donde la política divide y las ideologías cansan, las organizaciones siguen teniendo algo que ofrecer: resultados tangibles, empleo, innovación, compromiso ambiental y apoyo a las comunidades. Pero, sobre todo, una narrativa de propósito que la gente percibe como más auténtica.
En contextos locales como el nuestro donde la ciudadanía observa con escepticismo la gestión pública y la desigualdad social parece no ceder, el tejido empresarial tiene una oportunidad única de recuperar la esperanza colectiva. No solo generando empleo o impulsando la economía, sino también liderando conversaciones sobre ética, sostenibilidad, equidad y desarrollo humano.
La confianza ya no se gana con discursos ni con campañas publicitarias: se gana con coherencia. Con empresas que dicen lo que hacen y hacen lo que dicen. Con organizaciones que muestran empatía con su entorno, que valoran a sus trabajadores, que apoyan causas locales y que entienden que el éxito económico no puede ir separado del bienestar social.
En nuestras ciudades y municipios, muchas pequeñas y medianas empresas están asumiendo ese papel sin buscar protagonismo. Son las que contratan jóvenes recién egresados, las que promueven el empleo femenino, las que se reinventan para sostener a sus equipos pese a las dificultades. Son, sin saberlo, las que están reconstruyendo la confianza desde abajo.
Hoy la pregunta no es si las empresas pueden cambiar la realidad, sino si están dispuestas a hacerlo. Porque, cuando todo lo demás se tambalea, la credibilidad empresarial puede ser el punto de partida para sanar la relación entre la sociedad y sus instituciones.
Y ahí, en ese compromiso silencioso pero firme, se juega el futuro de todos. ¿Qué opinas? #uncaféconvalencia
