Por: Andrés Calderón
Opinión
El escenario político se estremeció este domingo que pasó con los resultados de la encuesta Invamer contratada por Caracol TV y Blu-Radio, cuyas características especiales son haber sido contratada por medios de comunicación de relevancia y de derecha, no haber sido pagada por precandidatos como es el caso de Cifras y Conceptos, y medir la intención de voto después de la unificación de campañas de la izquierda mediante un mecanismo de consulta. Esta es, sin duda alguna, la más esperada e importante a cierre del año, cuyo resultado servirá para apurar estrategias y presentar de buena forma las aspiraciones presidenciales.
Este tipo de encuestas que preguntan sobre la intención de voto han sido vedadas por la ley 2494 de 2025 con el objeto de “…garantizar la igualdad al acceso de la información y la transparencia de los datos en aras de aumentar la confiabilidad y robustecer técnicamente la aplicación de dichas técnicas de investigación en el territorio nacional”. Así lo determina el artículo primero de esta ley, y como la veda es hasta los tres meses antes de la elección, para este caso cerró el pasado 31 de octubre.
Frente al resultado, es importante analizar, primero, la favorabilidad del presidente, de cuyo resultado se puede inferir que es constante, una cifra que no cae. El porcentaje de hoy es del 37,7% contra un 57,7% de imagen negativa, que, si observamos en un contexto más amplio, podemos constatar que poco varía, pues la media de los dos últimos años es del 35,7% con una variación positiva del 10%, poco, pero crece. Para la misma fecha, el nivel de favorabilidad de Iván Duque era apenas del 25% y al cierre de su mandato terminó con el 28%.
Frente a la pregunta de: ¿usted por quién votaría si las elecciones fueran el próximo domingo? Los resultados fueron contundentes en mostrar al candidato de la izquierda, Iván Cepeda, como el favorito con un 31,9% de la intención de voto, seguido de lejos por Abelardo de la Espriella con un 18,2% y Sergio Fajardo aún más lejos con el 8,5%; este es el verdadero lote de escape hoy en una carrera a 7 meses, con etapa de montaña en marzo, cuando se defina el congreso y se hagan las depuraciones definitivas a través de consultas interpartidistas.
El segundo lote en el que están Uribe, López, Dávila y Pinzón se mueve entre aproximadamente el 3% y 4%, una cifra que hasta ahora solo le abre espacio a la adhesión, pero que electoralmente es muy importante, teniendo en cuenta que pueden representar entre 600 mil y 800 mil votos cada uno. El resto de los personajes, desde Vargas Lleras (eterno candidato) hasta el exministro Cristo, hoy parece ser que no tiene sino chance de encabezar listas al congreso y aspirar a negociar adhesiones para hacer parte de la burocracia, aun cuando hay perfiles interesantísimos por su capacidad administrativa y técnica demostrada, como por ejemplo, el excanciller y exministro de Ambiente Luis Gilberto Murillo, el exministro de Hacienda y exdirector de la DIAN Luis Carlos Reyes, el exgobernador y académico Carlos Caicedo, el exministro y reconocido economista Mauricio Cárdenas, el exdirector del DANE Juan Daniel Oviedo y el bien conocido Roy Barreras.
Así las cosas, podemos concluir lo siguiente: primero, que la derecha está más fracturada que el mismo centro y, en ese despelote, el señor Abelardo de la Espriella logró sacar la ventaja -no en vano es su afán de acelerar el proceso de consulta entre el sector para aprovecharse del momento que lo tiene de segundo-; esa ventaja puede ya no existir en marzo. Segundo, lo que llaman centro hoy tiene solo posibilidades alrededor de Fajardo, quien devoró a Claudia López, su principal competidora, así como de la Espriella devoró a Dávila. Tercero, Cepeda hoy sería el presidente en todos los escenarios posibles, por supuesto con la anuencia de un electorado, además de la izquierda, que se enmarca en lo que podemos llamar liberalismo progresista; se come el santismo.
