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El nuevo Pacto Histórico: una maquinaria diseñada para perpetuar el poder

Por: Ana María Rincón Herrera

Opinión

El Consejo Nacional Electoral acaba de entregar la personería jurídica al Pacto Histórico tras la fusión del Polo Democrático, el Partido Comunista y la Unión Patriótica. Y no nos digamos mentiras: esto no es una simple reorganización de partidos. Es la consolidación de una maquinaria de poder al servicio del presidente Gustavo Petro.

Mientras el país enfrenta una crisis de seguridad, una economía estancada y un gobierno desconectado de la realidad, Petro logra algo que sí le funciona muy bien: la construcción de un partido único, disciplinado, ideologizado y financiado con recursos públicos. Un instrumento político hecho a la medida de sus ambiciones.La gran pregunta que millones se hacen es otra:

¿Qué pasará con todos aquellos que se inscribieron bajo la Colombia Humana, el movimiento del presidente, creyendo que representaba una corriente independiente dentro de la izquierda?

Hoy, con esta fusión, muchos de ellos quedan en el aire. Dirigentes regionales, líderes sociales y candidatos que dieron la cara por la Colombia Humana ahora descubren que su esfuerzo puede terminar borrado de un plumazo, reemplazado por una estructura más cerrada y radical.

Es decir: los usaron para llegar, y ahora sobran.

La jugada del gobierno es clara: absorber a todos bajo un solo sello político que le permita manejar avales, repartir burocracia y garantizar lealtades para las próximas elecciones. Una estrategia que busca perpetuarse sin importar el costo democrático.

Porque seamos francos:
Cuando un gobierno impulsa la creación de un partido único, cuando junta al sindicalismo radical con la vieja izquierda ortodoxa y los mezcla con la institucionalidad que dirige el Ejecutivo, no está construyendo democracia.

Está cerrando el camino a la pluralidad, arrinconando a sus propios aliados y debilitando a quienes no comulgan con su proyecto.

Hoy el país debe preguntarse:
¿Esta fusión fortalece la participación o fortalece solamente al presidente y a su círculo más ideológico?
¿Es un avance democrático o un mecanismo para controlar avales, territorios y elecciones?
¿Es un partido… o es un aparato de poder?

Mientras el gobierno se aferra a su proyecto político, Colombia sigue esperando soluciones reales. Ahí es dondela oposición, los ciudadanos y los líderes que creen en un país distinto debemos levantar la voz, denunciar estas maniobras y construir una alternativa que defienda la libertad, la democracia y la pluralidad política que este gobierno pretende reducir.

Porque Colombia no necesita un partido único.
Necesita esperanza, liderazgo y resultados.
Y eso solo lo lograremos frenando los intentos de perpetuación del poder disfrazados de fusiones conpersonería jurídica.

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