Redacción La Última
Lo que nos habían enseñado por años en el colegio, sobre las tres fundaciones de Neiva resultó tener errores historiográficos. Así lo delató la Academia Huilense de Historia que también, corrigió el error que por mucho tiempo se concibió como cierto en los libros de historia del departamento.
El error histórico se remonta a la “Primera Fundación” de Neiva el 8 de diciembre de 1539. Según la Academia Huilense de Historia, esta fundación no podría denominarse como tal.
Por tradición, siempre conocimos de la existencia de tres fundaciones de la ciudad de Neiva: la que se cuestiona de 1539 en Las Tapias, se considera como el Primer intento de asentamiento por Juan de Cabrera, cerca de Campoalegre, que posteriormente fue abandonado.
La de 1550/1551 Neivaviejo, considerada la Segunda fundación en el actual territorio de Villavieja, también efímera y destruida por indígenas Pijaos. Y finalmente la de 1612 en la Ubicación actual, considerada la Fundación definitiva por Diego de Ospina y Medinilla.
La historia de lo que ahora se conocía, se basó en textos oficiales e incluso celebrada en conmemoraciones locales. Sin embargo, la investigación reciente, fundamentada en fuentes primarias del Archivo General de Indias (AGI) y en el análisis crítico de la documentación administrativa de la gobernación de Popayán, ha permitido, corregir este relato tradicional.
Dice la Academia que el asentamiento del 8 de diciembre de 1539, atribuido al capitán Juan de Cabrera, teniente de Sebastián de Belalcázar, corresponde efectivamente al primer establecimiento hispano en el valle del río Magdalena, pero no constituye una fundación de ciudad en el sentido jurídico e institucional empleado por la Corona española en el Nuevo Mundo.
Según la documentación consultada en la sección Patronato del Archivo General de Indias, Cabrera estableció un puesto militar temporal denominado «Nuestra Señora de la Concepción de Neyva», en el sitio hoy conocido como Las Tapias, a pocos kilómetros de la actual localidad de Campoalegre. Su propósito era estratégico: asegurar la ruta entre Popayán y Timaná, así como brindar apoyo en una zona caracterizada por un fuerte dinamismo bélico. No existen evidencias de la instalación de un cabildo, la traza urbana ni la asignación de solares, elementos esenciales para la configuración de una ciudad hispana.
Continúan los expertos historiadores señalabdl que el puesto militar fue abandonado poco después, aproximadamente hacia 1540 y 1541, debido a la presión de los grupos indígenas locales y a la necesidad de reforzar el enclave de Timaná, que sí poseía las características formales de una fundación urbana.
Así las cosas, la Academia Huilense de Historia, considera que la atribución de este asentamiento efímero como “primera fundación de Neiva” constituye un error historiográfico derivado de una lectura acrítica de las crónicas hispánicas y de la historiografía local temprana.
La documentación del AGI también registra que en 1546 se realizó un nuevo intento de reorganizar la presencia hispana en el valle, encabezado por Hernando de Benavente y Luis Mederos, quienes reactivaron temporalmente el puesto militar. No obstante, este intento resultó nuevamente frustrado por el asedio indígena y fue abandonado pocas semanas después. Si bien este episodio es significativo para comprender la resistencia y complejidad sociopolítica del valle, no constituye una fundación urbana ni responde a las ordenanzas de población del periodo.
La crítica historiográfica reciente resalta la inconsistencia de haber considerado el establecimiento de 1539 como fundación, ignorando simultáneamente la reorganización de Benavente en 1546, que (si se siguiera la lógica errónea de considerar cada asentamiento provisional como fundación) hubiese llevado a postular incluso más de tres fundaciones para la ciudad. Esta incongruencia revela no solo una falla metodológica, sino también la necesidad de revisar la narrativa tradicional a la luz de las fuentes primarias.
En consecuencia, los historiadores contemporáneos coinciden en que la única fundación definitiva de la actual ciudad de Neiva es la realizada el 24 de mayo de 1612 por el capitán Diego de Ospina y Medinilla, cumpliendo con las formalidades jurídicas, políticas y urbanísticas exigidas por la legislación española. Los asentamientos de 1539 y 1546 deben entenderse dentro del contexto militar y exploratorio del siglo XVI, pero no como fundaciones urbanas.
Así, se concluye que la tradicional afirmación de las «tres fundaciones» contiene errores conceptuales, y que solo la de 1612 cumple todos los criterios legales e institucionales para ser considerada la verdadera fundación de la ciudad de Neiva. Las de Cabrera y Benavente representan, más precisamente, ensayos militares de ocupación, efímeros y carentes de continuidad, cuya confusión con actos fundacionales ha generado un falso histórico que la historiografía moderna ha corregido.
*Con información dea Academia Huilense de Historia
