Neiva
Neiva cerró 2025 con una radiografía de seguridad distinta a la de años recientes. La ciudad pasó de enfrentar una seguidilla de atentados y hechos asociados al terrorismo a concentrar sus mayores preocupaciones en conflictos entre estructuras delincuenciales y delitos cotidianos que afectan directamente a los barrios.
Entre julio y agosto, los homicidios repuntaron como resultado de disputas internas entre bandas por control territorial y rentas ilegales, indicó el secretario de Gobierno de Neiva, José Ferney Ducuara. Ese escenario obligó a un ajuste inmediato de las estrategias, con mayor despliegue policial y aceleración de las investigaciones. Meses después, las autoridades reportan que la mayoría de los responsables de esos hechos ya fueron capturados, lo que permitió una reducción progresiva de los homicidios en el tramo final del año.
Otros indicadores comenzaron a mostrar una tendencia a la baja. Las cifras oficiales señalan una reducción global cercana al 27 % en los delitos de alto impacto. El hurto al comercio cayó de forma significativa, al igual que el hurto a residencias, a personas y a vehículos. El robo de celulares, uno de los delitos más frecuentes en la ciudad, también registró un descenso notable.
Uno de los cambios más visibles fue la disminución de acciones terroristas. Tras un 2024 marcado por explosiones y ataques, en 2025 solo se registraron dos eventos, ambos controlados sin afectaciones mayores. Este resultado coincidió con la puesta en marcha de nuevas capacidades operativas, como la creación de un Gaula permanente, grupos especializados de la Policía y el apoyo del Ejército en zonas urbanas.
La respuesta institucional se tradujo además en cifras operativas. Durante el año se realizaron más de 1.600 capturas, decenas de allanamientos y la incautación de armas y estupefacientes que, según los reportes oficiales, superaron la tonelada y media. Diez organizaciones criminales fueron desarticuladas, varias de ellas vinculadas a homicidios, hurtos y tráfico de drogas.
En el plano urbano, la seguridad también se apoyó en medidas menos visibles. La ciudad dejó atrás el uso de las antiguas bodegas de Alpina como centro de detención y puso en marcha una nueva instalación con mayor capacidad. A la par, se reactivaron cámaras de vigilancia y se instalaron alarmas comunitarias en sectores residenciales, con el objetivo de fortalecer la denuncia y la reacción temprana.
Las autoridades reconocen que persisten alertas en lesiones personales asociadas a riñas y consumo de alcohol, así como en delitos rurales como el abigeato. Con ese panorama, Neiva llega al cierre del año con una seguridad en transición, sostenida en resultados parciales y con ajustes aún en marcha para el 2026.
