Por: Edwin Renier Valencia Rodríguez
Opinión
El mundo atraviesa un punto de inflexión demográfico: más de una de cada cuatro personas vive hoy en países donde la población ya alcanzó su pico y empieza a descender. Aunque Colombia aún mantiene tasas de natalidad positivas, la tendencia es clara: menos nacimientos, más esperanza de vida y un envejecimiento progresivo de la población.
Según el DANE, hacia 2050 casi una cuarta parte de los colombianos tendrá más de 60 años. Esto significa que el país enfrentará un doble desafío: garantizar sostenibilidad en su sistema pensional y al mismo tiempo aprovechar las oportunidades de la llamada “economía de la longevidad”, un concepto que no se limita a la vejez, sino al enorme potencial económico y social de una población que vive más tiempo.
En este sentido veamos algunas tendencias que marcarán el futuro colombiano.
Construir un sistema de pensiones más resiliente. Hoy, solo 1 de cada 4 adultos mayores en Colombia recibe pensión. La mayoría depende de subsidios como Colombia Mayor o de la ayuda familiar. La sostenibilidad financiera del sistema es crítica, pero también lo es la equidad: millones de trabajadores informales no tienen cómo asegurar su vejez.
Pasar del ahorro a la “desacumulación”. Culturalmente se insiste en ahorrar, pero pocos hablan de cómo administrar esos recursos cuando llegue el retiro. En Colombia, donde el ahorro voluntario es bajo, se necesitan productos financieros que permitan a los adultos mayores transformar sus ahorros o activos como vivienda o tierras en ingresos estables.
El papel de los empleadores en el bienestar financiero. Las empresas colombianas comienzan a incluir programas de educación financiera, pero la cobertura es mínima. Iniciativas que integren ahorro, seguros de salud y flexibilidad laboral para mayores de 55 años podrían mejorar tanto la productividad como la calidad de vida.
La economía del cuidado y la atención de largo plazo. El envejecimiento también significa más necesidad de cuidados. Hoy, la carga recae principalmente en mujeres de la familia, sin remuneración. Profesionalizar y financiar el cuidado no solo aliviaría esa inequidad, sino que abriría un mercado laboral de alto impacto social.
Nuevas vías de crecimiento económico. Un país más longevo no es solo un reto fiscal; es también un motor de innovación. Turismo sénior, tecnologías de salud, vivienda adaptada y servicios financieros especializados representan sectores en los que Colombia podría generar empleo y nuevas oportunidades empresariales.
Ignorar esta transición demográfica puede llevarnos a crisis fiscales, sistemas de salud desbordados y una fuerza laboral desactualizada. Pero actuar con visión podría convertir a Colombia en un referente regional en políticas de longevidad.
La pregunta es si estamos dispuestos a pasar de ver el envejecimiento como un problema a reconocerlo como una oportunidad. El momento de actuar es ahora: antes de que el reloj demográfico nos alcance. #uncaféconvalencia
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