Por: Pedro Javier Jiménez
Opinión
El departamento del Huila tristemente se convirtió en un departamento golondrina para el tema electoral nacional, específicamente para el Senado. Hace apenas un día, con la gallardía de quien no se ruboriza por la falta de moral y ética, Gustavo Petro —ese que dice gobernar desde el ejemplo— afirmaba en Montería, haciendo referencia al próximo proceso electoral: “Aquí no se compra ni se vende un solo voto”. Valioso propósito que, seguramente, quedará en el aire como todos sus sueños galácticos.
El pasado viernes, en la capital del departamento, vimos tres eventos políticos. El primero: el regreso del exsenador Hernán Andrade en un evento familiar con la presencia de algunas figuras de la vieja política. Ese hecho retrata la triste realidad del Partido Conservador: un partido que hoy no es opción de poder y cuyos líderes no entendieron que aferrarse a la chapa no legitima, en la actualidad, ningún liderazgo. Una verdadera pena.
Por otro lado, el exalcalde de Neiva, con el mismo rubor con el que puede predicar Petro, lanzó su pre-campaña con miras a regresar a la Alcaldía de Neiva, que es su verdadero objetivo. Porque a él no le gustan las leyes —que es lo que se hace en el Congreso—; a él lo que le gusta es el lapicero. Y toca decirlo claro. La asistencia fue austera: un autobombo al que acudió su exgabinete y uno que otro contratista cesante.
En contraste, Pedro Flores, senador del Pacto Histórico, costeño —como lo reseña el portal La Silla Vacía— “llegó a participar en las elecciones legislativas de 2022 gracias a sus relaciones familiares y políticas. Flórez es esposo de Karina Llanos Torres, exdiputada del Atlántico y heredera política del Clan Torres, conformado por sus tíos Camilo, Dolcey y Euclides Torres” (edición febrero 2024).
Volvamos al presente: el senador Flores contó con tarima tipo concierto y una manifestación masiva. Unos dicen que cinco mil personas, otros que tres mil; yo digo que asistieron presuntamente todos esos que Petro insiste en que no reciben plata por el voto. ¿Desde cuándo un senador costeño, sin arraigo en el Huila, logra convocar semejante multitud? Lo que sí se vio claramente fue la logística de la Alcaldía de Neiva: contratistas obligados, fieles escuderos y operadores políticos. Para eso sí hubo plata: ¿la del senador, la del municipio o la del clan Torres?
Por eso el mensaje es directo y sin rodeos: el Huila no puede seguir siendo botín de oportunistas sin arraigo ni compromiso con nuestra tierra. Si usted no es un militante convencido de la izquierda, no tiene sentido prestarse para inflar a un Pacto Histórico que solo recuerda al departamento para llevarse los votos y luego olvidarse de invertir un solo peso aquí. El 26 de octubre no entregue su voto a quienes jamás han defendido al Huila. Votar por ellos es votar por más abandono.