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Atlético Huila: Un pueblo que defiende su identidad

Por: Faiver Eduardo Hoyos Pérez

Opinión

La cancelación de la asamblea extraordinaria de la Dimayor nos regala oxígeno cuando parecíamos ahogarnos en la indiferencia del fútbol empresarial. Que América de Cali, Deportivo Cali, Orsomarso y Boca Juniors (clubes vallunos), se hayan plantado ante este despropósito me devuelve la fe en que aún queda algo de identidad en nuestro fútbol.

En Neiva, diversos líderes ya se han empezado a mover para buscar alternativas que permitan que el Atlético Huila continúe en nuestro departamento, tal fue el caso del conversatorio “Un estadio en tiempo de reposición” organizado por ACORD COLOMBIA, marca un hito para recuperar el club.

Entre los invitados de lujo, estuvo Edgar Cometa Guerrero, jefe del programa EDU-FÍSICA USCO, Luis Éduer Valenzuela, presidente de la Liga de Fútbol del Huila, Jorge Fernando Perdomo expresidente de la Dimayor, Herminsul Sandoval, expresidente del Atlético Huila y Faiver Hoyos, presidente nacional de ACORD COLOMBIA. Sin duda, fue un evento que reunió personas conocedoras de la actual situación del club.

El estadio de Yumbo, con una capacidad de 3,500 espectadores e inaugurado en 1972, no puede ser la solución para un equipo con historia de primera división y campeón de Copa Libertadores Femenina. Es retroceder décadas. Los actuales propietarios llegaron con promesas de grandeza continental, pero la realidad los superó. Entiendo sus frustraciones con el Guillermo Plazas Alcid, pero la respuesta no puede ser desarraigar 35 años de historia.

El problema del estadio no da más espera, lleva años deteriorándose mientras la politiquería local juega al ping-pong con las responsabilidades. Pero precisamente por eso necesitamos unión. La solución pasa por presionar juntos a las autoridades, no por empacar maletas hacia donde el viento sople más favorable.

Lo preocupante es el precedente, ya que, si permiten que cualquier dificultad justifique un traslado, mañana será el Cúcuta, el Pereira, o cualquier equipo sin estadio de lujo. Actualmente, Yumbo ya recibe a Orsomarso en ese mismo recinto. ¿Vamos a amontonar equipos en estadios que ni siquiera cumplen estándares profesionales básicos?

Aquí es donde la Dimayor debe ser firme, los 35 clubes afiliados tienen la oportunidad histórica de establecer reglas y dejar claro que un equipo es patrimonio cultural de su ciudad, no una franquicia móvil. Por lo tanto, el fútbol colombiano no puede convertirse en un mercado de compra-venta de fichas donde la identidad territorial sea negociable.

La hinchada opita está demostrando que no se rinde, los comerciantes que viven del fútbol, los niños que sueñan con el verde y amarillo, las familias que heredan la pasión de generación en generación, todos merecen que luchemos por mantener al Club Deportivo Atlético Huila donde pertenece.

Necesitamos acciones concretas, por ende, es importante que la Alcaldía de Neiva y la Gobernación del Huila presenten un cronograma de las obras, que los empresarios locales se comprometan con inversión, que la Dimayor apoye con una nueva visita de inspección, y que sigamos multiplicando espacios de diálogo como el que propone la agremiación de periodistas deportivos más influyente del país, ACORD.

Los inversionistas ecuatorianos tienen la oportunidad de ser recordados como quienes salvaron al Huila, y no como quienes lo desterraron. Recordemos que la grandeza no está en huir ante las dificultades, por el contrario, se encuentra en construir soluciones donde parece imposible.

Imaginen el Guillermo Plazas Alcid reconstruido, vibrante, con 15 mil almas cantando mientras nuestros jugadores salen a dejar el alma en el terreno de juego. Imaginen a nuestros jóvenes formándose en canchas dignas, exportando talento al mundo entero, pero con la estampa opita. Eso no es una utopía, es perfectamente alcanzable si todos remamos hacia el mismo lado como autoridades, empresarios, hinchas y medios de comunicación.

El Huila ya resucitó una vez cuando todos lo daban por muerto, estoy seguro de que volveremos a hacerlo, porque en esta tierra de emprendedores y soñadores, la palabra imposible no existe. La historia del fútbol colombiano recordará este momento como el día en que Neiva dijo basta y demostró que el amor por la camiseta vale más que todos los cheques del mundo.

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