Por: Andrés Calderón
Opinión
Hace dos días venció el plazo de inscripción de listas al congreso, con lo que se da inicio formal a las campañas. Eso sí, con una gran sorpresa para nuestro departamento, que recibió la inscripción en cámara de 14 listas, un número bastante alto en comparación con lo que normalmente se ve en este tipo de elección, en donde las añejas, pero fuertes estructuras políticas huilenses siempre toman la delantera y el favoritismo. Hoy no podemos decir que la situación es distinta; sin lugar a dudas, y por lo que se percibe en la opinión pública, siguen liderando el favoritismo el partido Liberal bajo la tutela de su adalid Rodrigo Villalba, que por cuarta vez unge a Flora Perdomo, y el partido Cambio Radical, que es bastión de la casa Villa con su también ungido y único representante opositor de Petro, señor Julio César Triana, quien aspira a su tercer período. De este selecto grupo salió hace rato el partido conservador, que se diluyó entre el uribismo y el clientelismo.
La conformación de las listas no fue un proceso fácil y estuvo marcado por innumerables tensiones entre organizaciones y una amplia demanda de aspiraciones que debieron dirimirse; unas, de forma democrática, como lo hizo el Pacto Histórico a pesar de los inconformismos y críticas internas, así como el manoseo de alcaldes y políticos tradicionales que quisieron montarse al bus en cuerpo ajeno. Por el lado de los verdes, la cosa se resolvió no de forma tan democrática, como es costumbre en esta colectividad (recuerdo el zaperoco que armó su dirección nacional cuando amarró el partido a la candidatura del conservador Luis Jorge Pajarito Sánchez, habiendo su dirección departamental dejado en libertad su colectividad para este tema), pero una cosa piensa el burro y otra el que lo arrea, y al final Bogotá decidió nuevamente, dejando tal vez al más opcionado, el doctor William Alvis, por fuera de la lista.
En todo caso, la cosa se resolvió y hoy tenemos listas de todos los colores: opciones de derecha, izquierda, centro, cristianas, afro y ambientalistas; una gama de candidatos que van desde los que ni suenan ni truenan, los repitentes, los de mérito y los que, teniendo respaldo en estructuras de plata y poder, pueden dar sorpresas. Todos por apenas cuatro curules en una cámara de 188 representantes en la que se necesita que nuestras voces sean fuertes, marcadas por el liderazgo y conocimiento del territorio para lograr el eco que poco hemos tenido.
Con esta división, tan grande número de listas, empiezan a marcarse posibles resultados y me atrevo a mencionar algunos: el primero es matemático y muy obvio, y es que a mayor participación de candidatos manteniendo constante la base electoral, menor puede ser el cociente electoral.. Lo segundo es que, con esta división que sobre todo es de sectores liberales, de centro y derecha, quien más se fortalece es el sector de izquierda (Pacto Histórico) que con lista única y cerrada seguro renovará credencial a nombre de la exconcejala de Neiva, Lourdes Mateus. Lo tercero que tengo por decir es que, lo tradicional, aunque fuerte, cada vez es más débil; las nuevas generaciones de la política se están atreviendo a competir y desligarse cada vez más de las estructuras partidistas. El voto de opinión crece y con él las alternativas que hoy se ven reflejadas en 14 listas.
Pero esto no es más que una muestra de lo que acontece en el nivel nacional, una Colombia minada de propuestas individuales en los sectores de centro-derecha y un progresismo cada vez más organizado y fortalecido. Hace apenas algunos meses, los liberales se atrevían a hablar de dos curules y Cambio Radical no se quedaba atrás, pero hoy esa fotografía cambió; los Verdes y el Pacto se metieron en la pelea de forma seria, y las cosas pueden seguir cambiando. Recuérdese que, como dicen por ahí, “la política es dinámica”.
