Por:Jorge García Quiroga
El departamento del Huila, líder indiscutido en la producción de café de Colombia durante los últimos 12 años, se ha consolidado como un referente clave en la caficultura nacional. Según la más reciente medición de la Regla de Oro de la Federación Nacional de Cafeteros, continúa ocupando el primer lugar, con una participación del 19,08% en la producción cafetera del país. Este logro es testimonio del esfuerzo, la dedicación y el compromiso de los caficultores huilenses, quienes han trabajado de manera incansable para asegurar tanto la calidad como la cantidad de su cosecha, con el respaldo de la institucionalidad.
Ser el principal productor de café de Colombia no se reduce a una cifra; es el reconocimiento a la excelencia de un producto que, año tras año, conquista mercados tanto nacionales como internacionales. El Huila no solo lidera en volumen de producción, sino que también ha logrado destacarse por la calidad de su café, cultivado en más de 148,000 hectáreas, la mayoría de ellas tecnificadas, lo que asegura una producción joven y de calidad superior.
Uno de los aspectos más sobresalientes de este éxito es el papel fundamental de las mujeres cafeteras. En Huila, más de 27,000 mujeres participan activamente en la producción del café, aportando no solo con su trabajo en las fincas, sino también liderando iniciativas de empoderamiento, sostenibilidad e innovación en el sector.
Sin embargo, a pesar de estos logros y la excelente calidad de nuestro café, aún existe un desafío importante: el apoyo de los huilenses al consumo de café local. Si bien el café de Huila es reconocido internacionalmente, muchos de nosotros consumimos poco el café de nuestra región. Debemos ser conscientes de que, al elegir marcas de café huilense, no solo estamos disfrutando de una bebida de calidad superior, sino que también estamos apoyando a miles de familias caficultoras y contribuyendo al fortalecimiento de la economía regional.
Es hora de que los huilenses respalden más a las empresas cafeteras locales, eligiendo café producido en nuestra tierra. Y aunque no tengo nada en contra de las grandes empresas comercializadoras de café, que por años abarcaron el mercado y moldearon las conciencias de nuestras madres, haciéndonos creer que aquel café de calidad regular era el mejor, hoy es momento de dejar atrás esas costumbres. Es hora de mirar hacia el futuro y apoyar lo nuestro: el café de Huila. Consumir café de Huila es una forma de apoyar el progreso de nuestra región, de reconocer el trabajo y la dedicación de los caficultores, y de seguir promoviendo el desarrollo sostenible y la inclusión social en nuestras comunidades rurales.
Por todo esto, les hago una invitación a que, en su próxima compra de café, elijan el café huilense. No solo estarán disfrutando de una de las mejores tazas del mundo, sino también contribuyendo al bienestar de un sector clave para el futuro de nuestra tierra.
¡Tomemos café de Huila con orgullo y apoyemos a nuestros productores locales!