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Las proyecciones climáticas realizadas por entidades técnicas y operadores del sistema energético en Colombia apuntaban a que, para esta época del año, el país entraría en el segundo periodo seco del calendario. Sin embargo, las precipitaciones han sido abundantes, persistentes y, en muchos casos, intensas, alterando por completo los planes de operación de los embalses. En el Huila, tanto Betania como El Quimbo se han visto directamente afectados por esta situación, que ha obligado a modificar estrategias de generación y control de caudales.

Fuentes consultadas por este medio, con amplio conocimiento en la operación de los embalses, indicaron que los cálculos realizados no anticipaban el comportamiento actual del clima. Según explicaron, se esperaba una disminución significativa de las lluvias y, por tanto, se comenzó a liberar agua desde los embalses para prepararse ante una posible alta demanda de energía durante el supuesto periodo seco. En el caso de Betania, las descargas se realizaron cuando el nivel del embalse rondaba el 89 % y el 90 %, durante los primeros días de junio. Sin embargo, las lluvias continuaron con mayor intensidad y frecuencia de lo previsto, ocasionando un incremento súbito del volumen de ingreso de agua.
“Los caudales de entrada superaron los 4.000 metros cúbicos por segundo, lo que obligó a abrir las compuertas de forma acelerada para evitar sobrellenos. Las compuertas, que estaban abiertas parcialmente, pasaron de descargar aproximadamente 2 metros a abrirse hasta 5 metros cada una”, explicó una de las fuentes. Este aumento en la descarga generó un flujo de salida aguas abajo de más de 2.000 metros cúbicos por segundo, volumen que el cauce del río Magdalena en esa zona no pudo contener, provocando desbordamientos y afectaciones en sectores ribereños.

Además de la presión operativa, esta situación ha reactivado el llamado de atención frente a la ocupación de zonas de alto riesgo por parte de comunidades ubicadas en márgenes del río. Las consecuencias, según manifestaron los consultados, han sido visibles en varias áreas donde el agua ha sobrepasado los límites del cauce. “Es importante reiterar que existen zonas que, por su ubicación geográfica, son propensas a inundaciones en eventos de este tipo”, señalaron.

Poca generación de energía
Las condiciones actuales también han tenido impacto en la generación de energía. Aunque tanto Betania como El Quimbo cuentan con capacidad instalada para producir grandes volúmenes de energía a partir de caudales superiores, actualmente operan bajo mínimos técnicos autorizados por XM Colombia, el sistema nacional de despacho, que regula la producción de acuerdo con la demanda energética del país. Betania, que puede generar con caudales entre 600 y 700 metros cúbicos por segundo, ha estado operando en los últimos días con flujos que oscilan entre 110 y 130 metros cúbicos por segundo. El Quimbo, cuya capacidad alcanza los 500 metros cúbicos por segundo, ha registrado caudales entre 90 y 110 metros cúbicos por segundo.
La situación ha coincidido con un aumento generalizado en los niveles de los embalses a nivel nacional, producto de las lluvias que se han mantenido en distintas regiones del país. En ciudades como Bogotá, donde recientemente se habían adoptado medidas por baja disponibilidad hídrica, los niveles han superado el 85 %, lo que ha permitido flexibilizar algunas restricciones. En el caso del Huila, aunque los embalses continúan operando con normalidad técnica, la prioridad actual está centrada en el manejo hidráulico, más que en la generación energética, para evitar afectaciones mayores en las zonas aguas abajo.
Las fuentes consultadas coincidieron en que el fenómeno climático observado en las últimas semanas no estaba contemplado en los modelos iniciales de pronóstico y que esta situación pone en evidencia la necesidad de revisar los esquemas de planificación y respuesta ante variaciones climáticas abruptas, que pueden alterar de manera significativa el funcionamiento de infraestructuras estratégicas como las represas hidroeléctricas.
