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Acceso a vivienda social en Colombia: desafíos y obstáculos

ECONOMÍA

En Colombia, el acceso a vivienda social se ha convertido en un reto cada vez más inalcanzable para miles de familias. Datos recientes revelan una preocupante realidad: para acceder a un crédito de $140 millones, una familia promedio necesita ganar más de $3,7 millones, equivalente a 2,9 salarios mínimos, mientras que el 65 % de los colombianos apenas supera los 2 salarios mínimos.

Durante más de tres décadas, la Vivienda de Interés Social (VIS) fue un pilar fundamental en el desarrollo del sector de la construcción en el país, brindando oportunidades a hogares con ingresos entre 1 y 4 salarios mínimos para alcanzar el sueño de la propiedad. Sin embargo, en los últimos dos años, esta dinámica ha experimentado un cambio significativo, con una marcada disminución en la adquisición de viviendas.

Uno de los principales impulsadores de este segmento, el programa de subsidios Mi Casa Ya (MCY), ha enfrentado restricciones bajo la nueva administración, liderada por el gobierno de Petro. Estas medidas incluyen la limitación a 50.000 subsidios por año y la incorporación del Sisbén como criterio de focalización del programa, lo que ha añadido trámites adicionales y generado incertidumbre entre los solicitantes.

Como resultado, más de 38.000 familias han renunciado a su intención de adquirir vivienda propia, con aumentos de hasta un 800 % en los casos de desistimiento en algunos departamentos del país. Se estima que un tercio de estas renuncias se relacionan directamente con los cambios en el programa Mi Casa Ya, lo que evidencia los desafíos que enfrentan los hogares colombianos de bajos ingresos para acceder a una vivienda digna.

Además, la disminución del poder adquisitivo debido a la inflación y las altas tasas de interés han complicado aún más el panorama financiero para aquellos que buscan cerrar el ciclo de compra de vivienda. A pesar de una ligera disminución en las tasas de interés, el ritmo de ajuste ha sido más lento de lo esperado, lo que ha contribuido al encarecimiento de la vivienda VIS, cuyo precio está vinculado directamente al salario mínimo.

Estas dificultades se reflejan en la caída del 43,5 % en la disposición a comprar vivienda, según la última Encuesta de Opinión del Consumidor de Fedesarrollo. Las cifras de comercialización también son preocupantes, con una disminución del 50 % en el año anterior y una caída del 35 % en enero de 2024 en comparación con el mismo período del año anterior.

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