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Complejidades de la relación con Venezuela

Por: Andrés Calderón

Cada vez que se escucha hablar de Venezuela, se dice: de inestabilidad política, del ayer y del hoy; se habla bastante de su transición política con Chávez y del legado que este dejó, de sus aciertos y errores. En repetidas ocasiones ha sido el mismo Petro a quien endilgan una cercanía profunda, he incluso influencia del comandante que el mismo niega y del que ha resaltado, “el gran error de Chávez fue haber condenado su economía a la dependencia del petróleo”, un comportamiento apenas lógico en medio de un contexto globalizado que mueve su economía y su desarrollo alrededor de esta materia prima que ha sido el mayor generador de riqueza del siglo XX y lo que va del XXI para muchos países y particulares. El si se debe mantener o no la dependencia, creo está claro y las discusiones hoy se centran en el como y en que tiempo. Pero eso es otra historia.

De los desaciertos esta hecho el panorama hoy, principalmente el de haber transformado su liderazgo en caudillismo, cercenando la propagación de la grandilocuencia de su discurso unificador de América, de ganar el poder a los grupos poblacionales que se adueñaron del petróleo y convirtieron al país más rico de América en el más desigual. Chávez heredó su legado a un nuevo caudillo, no a un partido, a un hombre que sin las más mínimas cualidades para gobernador solo tuvo que profesar su fe irrestricta a grado de lambonería para ser quien hoy es, el más grande migrador expulsor de venezolanos de la historia, un hombre que no solo no logró cumplir el sueño de unificar las repúblicas bolivarianas, y que más bien destruyó su propia patria.

De la asfixia económica que tiene sometida EEUU a Venezuela, todos sabemos, si, de los intentos de golpe de estado a Chávez y de lo rastrera que ha sido la oposición (antaño derecha, hoy de todos lados), también sabemos. Pero eso no es excusa, eso no justifica el robo de elecciones, la cooptación de todos los poderes y la represión al pueblo que protesta. Quienes hoy defienden a Maduro no pueden estar más equivocados, no adoptaron nunca el termino democracia y por eso aceptan el régimen dictatorial, aun cuando aquí, de esta orilla de la geografía tienen de su lado un presidente progresista de agenda completamente ambiental, que lo es gracias a la democracia, la misma que pide Venezuela hoy.
Y ese es nuestro vecino, un gigante en letardo que muere lentamente, asfixiado por la violencia, la corrupción y la pobreza de sus ciudadanos. América abandonó a Venezuela hace mucho rato a su suerte, o más bien al deseo de la ultraderecha americana que solo quiso la aniquilación del régimen, la violencia, nunca tendió puentes para el diálogo o la evolución de un gobierno que habría podido superar sus problemas de forma autónoma en un contexto que favoreciera la vida y la democracia.

Venezuela es nuestro país vecino más importante, con quien tenemos una basta frontera rica en recursos ambientales, con quien tenemos un flujo comercial históricamente de gran escala, sobre todo con Cúcuta, ciudad que ha disminuido la pobreza más que ninguna otra el último año con la decisión de reapertura de la frontera. Allí vivieron millones de colombianos cuando las cosas eran mejores y aquí la extrema violencia era el pan de cada día.

Hoy, aunque con una debilitada interacción comercial, de Venezuela importamos hierro, acero y abonos principalmente, pero les vendemos alimentos, bebidas y tabaco, productos químicos y materias plásticas. En el corto plazo puede ser el principal abastecedor barato de gas teniendo en cuenta que ellos tienen una de las reservas más grandes en el mundo (puesto 8), y las más grandes de A.L. Colombia apenas tendría gas para 6 años.

Ningún otro país como Colombia ha sufrido los estragos del conflicto en Venezuela, una frontera empobrecida, casi tres millones de migrantes en nuestro país, encarecimiento de muchos de nuestros productos, principalmente agropecuarios, y aumento de la violencia. Todo esto para decir qué, ser prudente es la mejor decisión que ha tomado Petro hoy frente al proceso electoral, no significa eso aceptar el triunfo o derrota de Maduro, o que no se desee la estabilidad y democracia en Venezuela, no, significa lidiar con el vecino de la mejor forma para lograr estemos en paz. Venezuela necesita de Colombia para superar la crisis, y Colombia necesita de Venezuela para mejorar su economía. También es Venezuela, compromisario de paz nuestro.

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