CULTURA
‘Cien años de soledad’, es sin duda una de las obras más representativas del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Hoy a sus nueve años de fallecido, hacemos un recorrido por sus letras que quedaron inmortalizadas en la historia de nuestro país.
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”, así nos adentra Gabriel García Márquez a la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones, en ese pueblo ficticio llamado Macondo. Esta novela de realismo mágico publicada en 1967 es considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, así como una de las obras más traducidas y leídas en español.
Y no podía salir de otra parte, sino de la prodigiosa, extraordinaria y fantasiosa mente de Gabriel García Márquez. Nacido el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, un municipio del departamento de Magdalena, en el norte colombiano.
Aunque falleció hace nueve años, el 17 de abril de 2014, en Ciudad de México, la cual era su residencia desde los años 90; su legado sigue vigente y permanece en la memoria de los amantes de la literatura.
Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, Memorias de mis putas tristes, La hojarasca, El general en su laberinto, Ojos de perro azul, Me alquilo para soñar, El olor de la guayaba, entre otros han sido objetivo de halagos, traducciones, obras de teatro, canciones, y hasta series como la de ‘Noticia de un secuestro’, que relata el secuestro de diez personas, miembros de familias de políticos y periodistas influyentes en el año 1990, por parte del narcotraficante Pablo Escobar, jefe del Cartel de Medellín.
“La soledad de América Latina”, una dura crítica del escritor y periodista colombiano contra los europeos por sus prejuicios morales hacia los países latinoamericanos. “Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construir su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa con soldados de fortuna”, fue parte de su discurso al ganar el Nobel de Literatura en el año 1982, donde lució un impecable traje blanco y compartió un discurso de 17 minutos ante los espectadores.
