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¿Por qué preocuparnos por Venezuela?

Por: Alexander Rojas R.

Primero, por una cuestión histórica. Venezuela fue parte de Colombia. La primera República, fundada con la Constitución de Cúcuta de 1821, incluía los territorios actuales de Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela. Sin embargo, las tempranas divisiones políticas entre las élites venezolana y colombiana llevaron a su fractura en 1830. Durante una década, la Gran Colombia fue el Estado más grande de las Américas en la era post colonial. Si bien divididos en Estados independientes desde entonces, es más larga la historia compartida desde la Colonia que en la era moderna.

Segundo, por el tiempo presente. Desde el ascenso al poder de Hugo Chávez en 1999, el impacto más crítico y constante de la inestabilidad política de Venezuela ha sido la inmigración. De todos los destinos del mundo, Colombia es el mayor receptor de la migración venezolana; con aproximadamente tres millones de personas –cinco veces más de lo que recibe Europa con sus economías más prosperas y sistemas sociales más robustos. El impacto, sin duda, ha sido controversial. Pues, como cualquier fenómeno migratorio global, en el Arca de Noé caben ángeles y demonios.

Por otra parte, Caracas es sede de la Paz Total. La capital venezolana acoge como anfitrión a las delegaciones del ELN y del gobierno colombiano con el objetivo de desmovilizar a la guerrilla más vieja del planeta. Una situación que en aras del tacto diplomático debió condicionar la habitual esquizofrenia twittera del presidente Petro tras el fraude electoral del pasado 28 de julio en Venezuela, puesto que una posición a favor o en contra le habría generado un problema más a un gobierno con ya graves problemas de eficacia gubernamental.

Finalmente, según la OPEC Venezuela concentra la mayor cantidad de reservas de petróleo del mundo. Una situación que ningún presidente colombiano ha sabido aprovechar, a pesar de compartir la frontera más larga del territorio. Si bien el futuro de la humanidad exige fuentes de energía renovables y limpias, aprovechar los beneficios geopolíticos de un vecino con recursos inagotables y baratos resulta clave para cualquier economía en expansión.

Venezuela debería preocuparnos porque la interdependencia de la vecindad aumenta nuestro nivel de riesgo ante sus catástrofes, así como la posibilidad de provecho de su prosperidad. 

jalexanderrojasr@icloud.com

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