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Como imperdonable califican algunos sectores de la comunidad giganteña, que la administración municipal no haya desarrollado y concretado acción alguna en 37 meses, para reparar el templo principal de esta localidad, con más de 164 años de antigüedad y considerado patrimonio histórico, cultural y arquitectónico.
Desde la pasada administración que estuviera a cargo del ingeniero Josué Manrique Murcia, se han venido dilatando las obras de recuperación de la iglesia San Antonio de Padua, de la capital cafetera y cacaotera del Huila, siendo el único municipio del departamento con el templo clausurado por riesgo de desplome.
Lo mas triste, es que se va a terminar otro período de gobierno bajo el mandato del médico César Germán Roa y cada día está edificación se ve en peores condiciones, algo que los pobladores consideran caótico y deplorable.
Primero se murió el emblemático árbol La Ceiba y ahora se está ‘desmoronando’ la iglesia. Doble dolor para los giganteños. Lamentable.