Redacción La Última
Un estudio revelado por el Observatorio de la Universidad Colombiana expuso que hay un número importante de universidades e institutos de educación superior públicas y privadas que hacen parte del grupo de las ‘IES Grises’, es decir, que no tienen ningún programa acreditado de alta calidad. En ese grupo hay tres universidades huilenses.
Según el informe de las 305 instituciones de educación superior (IES) del sistema a nivel nacional (entre universidades, instituciones y escuelas tecnológicas, instituciones universitarias e instituciones técnicas profesionales), hay 218 de carácter privado. De esas 218 privadas, hay 55 con acreditación de alta calidad; es decir, se han sometido al mayor proceso de evaluación externa que admite el sector. Por lo mismo, son más visibles mediáticamente, frente a las que no tienen acreditación.
Todas las 55 acreditadas, así como otras 20 que no tienen acreditación institucional pero, por lo menos, cuentan con un pregrado acreditado (es decir, se sometieron públicamente a la evaluación), dice el informe, hacen parte de alguna de las grandes asociaciones nacionales (como ASCUN, ACIET, Fodesep o ACESAD), además de otras 42 que no tienen acreditación alguna, pero participan en esas agremiaciones.
Asimismo, hay 11 que tienen menos de diez años desde que fueron aprobadas por parte del Ministerio de Educación, por lo que se consideran que aún están en fase de despegue, y por lo mismo no se cuentan. Y, finalmente, hay 9 IES que tienen activa su personería jurídica, pero no registran ningún programa desde hace varios años, y que lentamente van desapareciendo.
Quedan 81 IES que no tienen ninguna acreditación ni hacen parte de ninguna asociación, y que se pueden identificar como “IES grises”.
Entre esas 81 se encuentras tres universidades huilenses que son reconocidas en el territorio, pero que no tienen ningún tipo de acreditación de alta calidad: estas son La Universidad Corhuila, la Uninavarra y la FET. Estas universidades hacen parte de las IES Grises, pero ¿Por qué se llaman así?:
- Porque son IES activas (con personería jurídica, muchas de ellas de hace 20 y más años);
- Porque tienen una oferta activa de programas (con registro calificado, pero sin acreditación alguna);
- Porque no hacen parte de ninguna asociación nacional de IES de organización voluntaria (al estilo ASCUN, ACIET, ACESAD o FODESEP) a las cuales deben reportar, por lo menos, información institucional de entrada;
- Porque su rector es poco o nada conocido en el sector (algunos llevan décadas como rector y ni su foto se halla en la web), y casi nunca (por no decir nunca) participan en espacios públicos de análisis de política sectorial;
- Porque sus programas y egresados poco renombre tienen entre la opinión pública, y
- Porque, en su mayoría, tienen un bajo número de estudiantes con respecto al promedio del sector.
El Observatorio aclara que este reporte, no es un juicio de valor de su calidad o pertinencia educativa, sino que es el resultado de un análisis de características institucionales.
¿Para qué sirve la acreditación?
El proceso de acreditación, integralmente considerado, tiene los objetivos siguientes:
Propiciar el mejoramiento de la calidad de la educación superior.
Ser un mecanismo para que las Instituciones de Educación Superior rindan cuentas ante la sociedad y el Estado sobre el servicio educativo que prestan.
Propiciar la idoneidad y la solidez de las instituciones que prestan el servicio público de educación superior.
Ser un incentivo para que las instituciones verifiquen el cumplimiento de su misión, sus propósitos y sus objetivos en el marco de la Constitución y la Ley, y de acuerdo con sus propios estatutos.
Propiciar el auto-exámen permanente de las instituciones y programas académicos en el contexto de una cultura de la evaluación.
Ser un instrumento mediante el cual el Estado da fe pública de la calidad de las instituciones y de los programas de educación superior.
Brindar información confiable a los usuarios del servicio educativo del nivel superior y alimentar el Sistema Nacional de Información creado por la Ley.
Ser un incentivo para los académicos, en la medida en que permita objetivar el sentido y la credibilidad de su trabajo y propiciar el reconocimiento de sus realizaciones.
