Por: Fredy Ernesto Tovar Montenegro
Con referencia a la última canción +57 hit en la radio y en los medios masivos de comunicación, quisiera hacer unas reflexiones tratando de analizar el pre-texto que yace en el texto y en el marco del consumo de este tipo de productos.
Una frase común, que identifica de forma holística a la mayoría de las nuevas generaciones es aquella que sentencia: “deja de ser intenso”, “no seas intenso”, invitando por deducción a la baja intensidad, a las mcosas a medias, sin compromiso, dicho un poco fuerte, a la mediocridad.
Se han preguntado, ¿por qué muchos millonarios influenciadores en las redes, eventualmente rayan con el límite de la imbecilidad, mientras un sinnúmero de verdaderos talentos y virtuosos se difuminan en el olvido y en la oscuridad de la indiferencia? En estos tiempos donde la algarabía y la trivialidad superan los cánones del verdadero arte; estas nuevas generaciones posan sumergidas en la urgencia de la superficialidad.
Nos viene bien plantearnos el interrogante: ¿somos parte del problema o indiferentemente lo ignoramos?
En el pasado ser tonto o asumir acciones tontas, eran motivo de vergüenza, de pena y hasta de desaprobación, pero en los medios y específicamente en las redes sociales la falta de inteligencia, la estupidez, la tontería y la banalidad se muestran con orgullo como elemento diferenciador. La celebridad, como resultado de un producto de marketing, hoy remplaza la imagen del artista.
El artista debe ser un personaje dotado de talento, construido en la disciplina, la constancia y la pasión, además de transmitir un mensaje y de evidenciar habilidades. Es posible dispararse en las listas de Instagram, Facebook, WhatsApp o cualquier red social, con un simple escándalo, que te dará réditos obteniendo millones de seguidores.
Los vientos que hoy soplan son los de la superficialidad, productora de fama sin ningún talento, la cual es apreciada tanto como la frivolidad. En las redes sociales los ‘influencers’ suman miles y millones de likes con acciones livianas y hasta denigrantes como el hecho de mostrar su cuerpo, captando más atención que las personas que buscan su reconocimiento a través de ideas profundas o habilidades auténticas.
En un renglón cercano están los comediantes y pseudocomediantes que se burlan de sus propios seguidores para ganar visitas y likes, pero que no soportan que sean increpados o que se burlen de ellos. Vivimos un momento desalentador donde el contenido de calidad, el fondo, el pretexto, son desplazados por la mediocridad y la idiotez. Son comunes los videos virales de pseudoartistas lanzando pintura al azar, a la loca, a lo burdo en lienzos que son vendidos como costosas obras de arte.
¿Hay algún talento en estas obras, dónde está el talento, el virtuosismo y la dedicación? Lo que podemos observar en esta banalización del arte, es el reflejo de generaciones que han perdido el valor de la creatividad, el esfuerzo y la pasión Bad Bunny supuesto actual rey del Pop, asegura ser mejor cantante que Freddie Mercury, pero no sé si lo logre sin el autotune, pues sin este software no puede sostener una mínima melodía.
La industria de la música está repleta de ejemplos donde la tecnología es la estrategia para ocultar la ausencia de talento real.
¿Qué ha pasado con esa categoría de artistas que pueden hacer emocionar al público con un solo de voz muy alto o con la virtuosidad al tocar un instrumento?
En paralelo, los dueños del poder corrupto y las elites, se aprovechan con la ayuda de medios comprados, nos desinforman y manipulan, pues les conviene mantenernos distraídos con la fama de los que no aportan nada, prefieren que admiremos a los tontos en lugar de cuestionar su poder.
Sin embargo, no todo está perdido, a pesar de la prevalencia de la superficialidad y la banalidad, todavía hay personas que luchan por la autenticidad y el verdadero talento; tenemos artistas, músicos y líderes que trabajan incansablemente para aportar valor real a la sociedad.
Lo importante es apoyar y valorar a quienes de verdad hacen aportes, en vez de dejarnos llevar por lo fácil y superficial. No podemos rendirnos, no podemos amilanarnos, un tonto no deja de ser eso por ser famoso. Apoyemos el verdadero talento, y no dejemos que la superficialidad siga definiendo gran parte de estas nuevas generaciones. El arte es resistencia, el arte es mensaje, amor y cambio.
“-57 y +Amor” (mensaje puesto en escena por Dr. Krápula en Rock al Parque).