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80 mil millones para el catálogo de obras inconclusas

Por: Pedro Javier Jiménez

Como si la horrible noche no hubiera terminado y el hermoso amanecer jamás fuera a llegar, nuestro bien ponderado líder municipal necesita más platica. Sin pena, y mucho menos miedo al éxito, ha decidido pedirle al Concejo de Neiva un crédito por 80 mil millones de pesos. No 60 mil como su antecesor —no, señor— sino de una vez 80 mil, para quedar perfectamente alineado con la tradición de deuda y fracaso.

Platica que, por supuesto, pagaremos los neivanos: con trabajos formales o informales, en una economía que ya está bastante empobrecida. Todo el año, el alcalde nos preparó para esta jugada. Pasó los días llorando la debacle financiera que supuestamente encontró al asumir el cargo. Pero ahora, ¿quiere préstamos? Primero, señor alcalde, responda: ¿qué ha pasado con las obras inconclusas que prometió terminar? Porque para eso lo elegimos.

¿Quiere ser recordado como el alcalde que dejó un puente como su gran legado? Antes piense en ser el alcalde que recuperó la ciudad: el que saneó las finanzas, terminó lo que otros dejaron a medias y trabajó de la mano con su comunidad para embellecer Neiva. Así lo hacía en campaña, con tanta disciplina. Pero no venga ahora a engrosar el catálogo de elefantes blancos, dejando a los neivanos como “valientes” en esta supuesta tierra de promisión.

La lógica absurda de las prioridades

Entre las perlas del empréstito, 30 mil millones son para el sistema estratégico de transporte. ¿Buses de última tecnología? Claro, para rodar sobre vías del quinto mundo. Mientras tanto, apenas 2 mil millones se destinarán a la “reparación y mantenimiento de la malla vial”. ¡Genial lógica gerencial! Con ese panorama, en unos años el siguiente alcalde pedirá otros 20 mil millones para reparar los buses dañados por esas mismas vías.

Y como si fuera poco, nos ofrecen otro regalo: el parque Jardín Botánico, con un costo de 6 mil millones. Sin duda, un proyecto ambicioso. Pero, ¿de verdad es la prioridad? Mientras tanto, parques icónicos como el de Los Periodistas, el Leesburg, o el monumento a La Gaitana permanecen en abandono. ¿De qué sirve un jardín botánico cuando ni siquiera podemos cuidar los espacios que ya tenemos?

El POT: ¿otra excusa para el crédito?

Dentro de este cóctel de absurdos, el alcalde nos advierte que sin los 4 mil millones para una consultoría, no habrá Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Y sin plan, no habrá desarrollo productivo. Es decir, un problema estructural de la ciudad está siendo condicionado a un crédito.

Neivanos, ojo: estas propuestas multimillonarias no garantizan mejoras reales en nuestra calidad de vida. No es momento de más préstamos, sino de gestión. ¿Cuánto dinero ha traído de Bogotá el alcalde? ¿Qué tan efectiva ha sido su gestión con el gobierno nacional? ¿Ha pensado siquiera en estrategias reales para mejorar el recaudo local?

Señores concejales: la responsabilidad está en sus manos

Con tristeza, vemos cómo la improvisación secuestra el futuro de nuestras generaciones. Sin rumbo ni prioridades claras, la planeación queda al azar en una tierra que alguna vez fue prometedora.

Señores concejales, es su tarea evitar esta irresponsabilidad. Algunos de ustedes ya han aprobado 90 mil millones, y a quienes son nuevos, ojalá el rigor del lapicero no determine el daño que harán al futuro de sus propias familias.

Señor alcalde, los neivanos no necesitamos más deudas. Necesitamos resultados.

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