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La malla vial que no da espera

Por: Carlos Ernesto Álvarez Ospina Abogado universidad El Rosario, con especialización en Derecho Público

Opinión

La malla vial de Neiva es un problema crónico que, lejos de solucionarse, se agrava con el paso del tiempo. El mantenimiento es precario, los huecos son una amenaza constante, y lo más preocupante es que la administración municipal parece indiferente ante esta realidad. Mientras las vías se deterioran, las soluciones que se implementan son simples medidas paliativas que no resuelven el problema de raíz.

Tapar huecos es necesario, pero hacerlo sin una estrategia integral es un desperdicio de recursos. Basta con que llueva para que los mismos baches reaparezcan, poniendo en riesgo la seguridad de conductores, motociclistas y peatones. Cada día, los accidentes causados por el mal estado de las vías dejan heridos y, en el peor de los casos, cobran vidas. ¿Cuántos más tienen que sufrir las consecuencias antes de que se tomen decisiones de fondo?

Neiva necesita más que un plan de bacheo intermitente. Se requiere una reestructuración total de la malla vial, un proyecto serio que contemple una pavimentación duradera, con materiales de calidad y una adecuada planeación de drenajes para evitar el deterioro prematuro. Sí, puede ser una obra molesta para los ciudadanos mientras se ejecuta, pero ¿acaso no vale la pena un sacrificio temporal a cambio de una movilidad segura y eficiente?

La administración municipal debe dejar de postergar este asunto y actuar con visión a largo plazo. No basta con excusas ni con acciones a medias; es momento de gestionar recursos, priorizar inversiones y, sobre todo, escuchar a la ciudadanía que clama por una infraestructura digna. Neiva no puede seguir pagando con vidas y accidentes la negligencia de quienes tienen en sus manos la solución.