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Las vías 4G, una solución con dolores de cabeza

Por: Andrés Calderón

Opinión

Sin duda alguna, podemos afirmar que, uno de los principales problemas para el transporte de carga en el país tiene que ver con el desarrollo vial. Quienes conocen a profundidad de este tema hablan de un atraso de aproximadamente 30 años, a lo que se suman el atraso en la construcción y mejoramiento de aeropuertos, y ni que hablar de la infraestructura férrea. Con todo esto, tenemos que Colombia hoy enfrenta problemas para la competitividad en distintos mercados o sectores en los que incluso puede ser muy productiva o tener grandes ventajas comparativas, como el turismo.

Desde 2013 se inicia la estrategia del gobierno nacional con la que se trató de enfrentar este problema; en ese entonces, Santos gobernaba. Se empezó a hablar de las vías de cuarta generación o 4G, un programa de desarrollo vial en el que se buscaba mejorar la conectividad, reducir los tiempos de viaje y fomentar el desarrollo económico con la construcción de largos tramos de vía con cuatro o más carriles, túneles y puentes. Sin embargo, hemos visto cómo, a pesar de que desde entonces se ha empezado a materializar esta propuesta, sigue existiendo la brecha y, sobre todo, las inversiones nos han costado un ojo de la cara, caracterizándose por los retrasos de años y siempre de la mano de las famosas adiciones presupuestales que terminan en sobrecostos que rayan en la corrupción. Recordemos algunos casos: la Ruta del Sol (caso Odebrecht), el puente Chirajara, el túnel de la Línea, etcétera.

El Huila consiguió ser incluida en esta importante estrategia de las 4G y ya evidencia también problemas de diferente índole. El de la intervención en esta vía es la conectividad con el sur, convertir la ruta 45 en la principal ruta de carga y acceso a los departamentos del Caquetá, Putumayo, Cauca y Nariño. Este es un importante proyecto que busca, como ya lo mencioné, principalmente disminuir los tiempos de viaje y fomentar el desarrollo de la región que, para el caso de nuestro departamento, tiene como fortalezas la agricultura y el turismo. No obstante, a pesar de estas intenciones, el desarrollo de esta mega obra ha tenido dificultades por la generación de impactos ambientales y a las comunidades aledañas al proyecto, cuyo origen radica principalmente en la falta de planeación y de concertación con los municipios afectados.

Por estos días resalta el paro arrocero sobre esta importante ruta, puesto que nuestro departamento es uno de los principales y tradicionales productores del grano. Sin embargo, este bloqueo no es el único que acontece. Hacia el municipio de Campoalegre, a la altura del municipio de Rivera, vereda Riverita, lleva varias semanas la comunidad de este importante centro poblado bloqueando la vía, exigiendo que dejen una glorieta o retorno frente a su comunidad para ahorrarse casi 5 kilómetros de recorrido que se adicionan por la construcción del nuevo carril para desplazarsea Campoalegre o al sur. Ya la comunidad de Río Frío lo hizo, misma problemática, a lo que la concesionaria en su momento respondió modificando la distancia de los retornos.

Pero los problemas de Rivera con la concesionaria Ruta 45, encargada de la construcción de este tramo, no acaban allí, pues se invisibilizó el famoso cruce de entrada frente a la vía de acceso a la cárcel, que era una entrada directa, para ahora obligar a riverenses y visitantes a avanzar quinientos metros más hasta el puente que conecta con la vía El Juncal, obligándolos a subirlo haciendo doble oreja y devolverse los mismos quinientos metros para ingresar. Recuerden ustedes también la banca de la costa sur del río Frío que este se llevó por alteraciones a su cauce, y las afectaciones al nuevo puente por malos cálculos de ingeniería que no estimaron bien su caudal en invierno.

La concesionaria, en muchas partes, decidió alterar los recorridos, angostando los tramos con tal de no pagar las afectaciones económicas a los privados que no quisieron vender por cualquier peso. También debo resaltar que, en complicidad con la anterior administración del municipio de Rivera, quien, además de no planear los licenciamientos de construcción para no afectar las proyecciones de la vía, dio permiso de ocupación a la concesionaria de predios públicos para el desarrollo de esta y han pedido se les entregue en donación sin ninguna compensación al municipio. Y, para terminar, sin ser ingeniero, pero acudiendo a la lógica y la evidencia empírica, vemos cómo se está repitiendo a la altura del Río Frío el mismo error del puente de Arenoso, tratando de encausar este pequeño afluente en verano, pero que en invierno ha demostrado llegar a tener grandes caudales que han sobrepasado el actual puente, inundando la ruta 45 y dejando incomunicado el sur.

Muchos de estos problemas gozan de grandes complejidades, y son más, pero en este corto espacio me es imposible desarrollarlos. Sin embargo, quise hacer el esfuerzo de exponer la situación como denuncia y apoyo también a la comunidad de Riverita a la que han querido ver la cara. Según las proyecciones y compromisos, la doble calzada Neiva – Rivera (22 kilómetros) debe estar terminada en diciembre de este año y el proyecto dio inicio en 2015. Amanecerá y veremos.

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