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“La impunidad sigue reinando en el caso, con altos responsables y otros aliados políticos”

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Han pasado cuatro décadas desde el asesinato del ministro colombiano Rodrigo Lara Bonilla, pero su voz sigue resonando en la lucha por la justicia y la democracia en el país. En su visita a Neiva para conmemorar esta fecha, su hijo, Rodrigo Lara Restrepo, dialogó con LaÚltima.com sobre el legado y el impacto de este evento en la sociedad colombiana.

Lara Restrepo señaló que, a pesar de la condena de los autores materiales del crimen, la impunidad sigue reinando en el caso, con altos responsables y otros aliados políticos que aún permanecen libres de cargos. Esta impunidad, según él, arroja una sombra sobre el sistema judicial colombiano y resalta la persistencia de la corrupción y el narcotráfico en la esfera política del país.

La pérdida de su padre, un hombre valiente y comprometido con sus convicciones, dejó un vacío irreparable en la familia Lara y en la comunidad colombiana. Sin embargo, su legado de integridad y resistencia continúa inspirando a quienes luchan por un país más justo y libre de violencia. Lara Bonilla desafió las amenazas y el peligro, manteniendo su compromiso con la democracia hasta su último aliento.

¿En ese entonces, qué perdieron ustedes como familia? ¿Qué perdió su comunidad?

Todo, porque perdimos al padre en unas condiciones muy trágicas que lamentablemente son parecidas a las que han vivido muchos colombianos víctimas de la violencia. Nuestro padre fue asesinado cuando éramos unos niños. Yo tenía ocho, siete, no había cumplido ocho, mi hermano seis y el menor tres. Y fue pues, por supuesto, devastador. Sin embargo, logramos crecer, superar ese inmenso dolor, cerrar esas heridas y racionalizar mucho lo que ha sido, digamos, ese sacrificio. Mi padre, él es un hombre que fue abandonado por sus más cercanos amigos en la política. Otros callaron, otros temieron, y él siguió adelante sabiendo cómo posiblemente iba a morir, lo más probable era que lo mataran. Y no obstante ello, nunca dio su brazo a torcer, nunca retrocedió, nunca renunció a los valores y a la verticalidad. Y como eran tan fuertes sus convicciones y tan fuerte su carácter, siguió luchando en nombre de un país y en nombre de un pueblo. Hoy su sacrificio es visto como muchos, como una inspiración de un país que no se rinde, de un país que sigue luchando, en un país que es superior a las circunstancias que tiene que vivir en ciertos momentos y superior y muy superior a los que utilizan la violencia para amedrentar a los colombianos.

¿Qué representa para usted que 40 años después la voz de la justicia de su padre todavía retumbe en el país?

Él era un hombre muy joven, tenía 37 años cuando fue asesinado. Los colombianos presenciaron lo que fue su lucha, su batalla, que duró nueve meses. Primero intentaron doblegarlo moralmente, ahí lo abandonaron muchos, los más cercanos incluso, siguió adelante. Después lo amenazaron, le amenazaron sus hijos, a su familia, a él, y nunca pudieron con él. Él siguió en la lucha, dijo los vamos a vencer, porque aquello en lo que creo que es Colombia, que sus instituciones democráticas, es superior a mis circunstancias personales. Tenía la fuerza y el carácter y luchó finalmente con todo el contexto de la realidad social que tiene el país, la realidad política.

¿Qué cree que con la muerte de su papá perdió Colombia?

Perdió Colombia. Colombia perdió a un hombre, un hombre muy valioso, un hombre muy brillante, porque él era profesor y a su vez político, un hombre que combinaba la formación, la excelencia, las convicciones, una gran oratoria. Lo perdió a él, pero pues ganó un gran ejemplo nacional. Los colombianos, cuando a veces sintamos que estamos perdiendo el ánimo, la fuerza, siempre recordemos a figuras como él para decir hay que seguir adelante, hay que seguir luchando por el país. Si sacrificios como los de mi padre o tantos otros policías, militares, políticos, no se hubieran dado, tal vez no habría referentes ni ejemplos a seguir y de pronto muchos habrían sucumbido a las tentaciones de la corrupción, del narcotráfico.

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