Neiva
El anuncio de que el Atlético Huila jugará a puerta cerrada en el estadio Guillermo Plazas Alcid, tras el resultado de una consultoría que determinó que las tribunas norte, sur y oriental no son aptas para recibir público, provocó una oleada de reacciones entre autoridades locales, dirigentes y periodistas deportivos, centradas en la seguridad de los asistentes y el futuro del escenario.

“Antes que nada, la vida debe prevalecer, no mitigar el riesgo, siendo definitiva la seguridad para los hinchas al usar estas tribunas”, señaló el concejal Juan Diego Amaya, quien cuestionó que “en ningún lado del documento de la consultoría que nos enviaron podemos observar esa recomendación de no utilizar la tribuna oriental, norte o sur”. Amaya recordó que en el debate del 31 de julio “tampoco, en ningún momento, ni la administración municipal ni la consultoría nos advirtieron de la imposibilidad de usar esas tribunas” y criticó que “cada vez que hay algún tipo de problema relacionado con el estadio, emerge una nueva amenaza de que se van a llevar nuestro club de la ciudad”.

Desde otra perspectiva, el concejal Juan Sebastián Prieto consideró que la decisión llega “ad portas del debate sobre el proyecto de acuerdo que busca autorizar un crédito para recuperar el estadio” y que “genera gran zozobra”. Recordó que hace menos de tres años “otra consultoría decía que la tribuna Oriente era apta para cargas de espectadores” y planteó como solución provisional la instalación de “tribunas temporales”, aunque advirtió que “no deja de ser una solución vacía para las necesidades que hoy demanda el pueblo neivano”.

Para el concejal Camilo Perdomo, el diagnóstico obliga a pensar más allá del crédito planteado: “El resultado de la consultoría evidencia que hay que hacer una intervención integral al estadio, que no solamente contemple la tribuna occidental”.

El presidente del Concejo, Juan Carlos Parada, recalcó que la decisión debe tomarse con base en criterios técnicos: “Es importante la concertación, pero sin dejar de lado las condiciones en las que se encuentran las tribunas oriental, norte y sur, expresadas por los expertos. No se puede poner en peligro la seguridad y la vida de los aficionados”.

El concejal Abel Mendoza subrayó que la responsabilidad recae directamente en la administración municipal y la Dimayor: “Como el alcalde contrató la consultoría, es su deber acatar el resultado o pedir una revisión. En caso de ratificarse, no queda otra alternativa que buscar estadios alternos donde el Atlético Huila pueda jugar”.

Otros actores cuestionaron el manejo de la información. El concejal Héctor Javier Osorio Botello aseguró que “la consultoría omitió advertir sobre la falta de resistencia en las tribunas oriental, norte y sur”, lo que podría significar que el equipo “juegue a puerta cerrada durante dos años, con graves efectos en ingresos y empleo”.

Por su parte, el concejal Cristhian Bautista recordó que ha acompañado este tipo de procesos desde hace años: “Conozco un 90% de los estadios en Colombia y es la primera vez que se ve el cierre total de las tribunas. Ya son tres estudios distintos; se debe determinar cuál es el más acertado y que no afecte una vez más a la afición auriverde”.

Fuera del ámbito político, las reacciones también llegaron desde el periodismo deportivo. Carlos Andrés Vargas advirtió que “la vida y la seguridad de los hinchas están por encima de cualquier partido” y llamó a que Neiva cuente con “dirigentes unidos que terminen el estadio que nos merecemos”. En un tono más crítico, José Diego Cardoza señaló que “después de casi 11 años de desidias y falsas promesas, lo único que hay que hacer es acelerar la construcción de la tribuna occidental para no seguir siendo el hazmerreír del país”.

Finalmente, el concejal Jesús Andrés Garzón propuso una solución radical: “Con el dinero destinado a la tribuna —56.000 millones de pesos— se podría construir un estadio nuevo y moderno. El Plazas Alcid está obsoleto y eso pone en peligro a los espectadores. No es justo que se juegue a puerta cerrada para los hinchas ni para la ciudad de Neiva”.
Mientras las posiciones se mantienen divididas, la discusión gira en torno a un mismo punto: cómo garantizar la seguridad de los aficionados sin frenar la actividad futbolística en la capital huilense.