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El porqué y qué hacer con la ocupación del espacio público por vendedores ambulantes de Rivera

Por:Andrés Calderón

La problemática de la ocupación del espacio público por vendedores ambulantes es un tema que debe abordarse desde distintos enfoques, siendo la ocupación de estos espacios consecuencia principalmente del crecimiento de una economía de subsistencia, de personas que optan por esta opción a falta de oportunidad, no por elección.

La tasa promedio del empleo en los 10 años que preceden la pandemia es del 10,2% tasa más o menos estable con algunos momentos en un dígito, a diferencia de la década que le precede que cerró con una tasa del 20%. Pero si analizamos un poco más detalladamente este escenario del empleo, podemos ver como una buena parte de él es informal, mercado que según el DANE representa el 56,3% del trabajo, personas que son contabilizadas como ocupadas, pero bajo una realidad distinta a la formalidad, con baja productividad, bajos ingresos y no pago de aportes a seguridad social; allí lamentablemente resaltan los jóvenes y mujeres.   

Por supuesto que Rivera no es ajeno a esta situación, lo que parece paradójico en medio de un escenario regional en el que, por su condición de municipio turístico con amplias potencialidades en el departamento, no debiera haber tan fuerte economía informal o de calle, vendedores ambulantes que reflejan la debilidad del mercado para absorber mano de obra formal.

Los municipios pequeños no cuentan con estadísticas acerca de indicadores como por ejemplo los del mercado laboral que estamos analizando. Sin duda alguna sabemos los riverenses que el turismo en nuestro territorio carece de muchas cosas, entre otras tantas, planeación, lo que obliga a la administración en este momento a enfocar esfuerzos para subsanar la situación en el entendido de que es el turismo una de las grandes alternativas para atacar la falta de oportunidades y las inequidades sociales para generar empleo que puede ser formal.

Como consecuencia indiscutible de esta situación, se presentan hoy grandes problemas con la ocupación del espacio público por vendedores informales, escenario que se agrava si tenemos en cuenta factores como el desplazamiento interno – Rivera es un importante receptor desde hace mucho tiempo- y la migración de población de Venezuela.

Esta consecuencia  de las debilidades del mercado laboral, la invasión del espacio público por  vendedores informales, muy distintiva en las grandes urbes, nos lleva a una discusión que se enmarca en el desarrollo de dos derechos que son: el derecho colectivo al uso del espacio público y la  movilidad en contraste con el  derecho individual al trabajo, lo que constituye un verdadero reto, tratar de conciliar estos dos derechos. En el municipio existen 40 vendedores ambulantes alrededor del parque y son cerca de 100 en todo el pueblo. 

Rivera ha empezado a tener dificultades con estos puestos de comida que, proliferados por todo lado, se concentran por la calle cuarta, el parque y han hecho del municipio un escenario de caos en movilidad los fines de semana, nada distinto a lo que puede ser el centro de una ciudad grande entre semana, por ejemplo. Ha entrado nuestro municipio entonces en un proceso de pérdida de competitividad respecto a otros destinos regionales porque el visitante sabatino o turista que normalmente nos prefería los fines de semana está desplazándose a otros destinos para romper las rutinas citadinas.

Pero endilgar toda la responsabilidad solo a los vendedores ambulantes no es justo, estos vienen siendo una consecuencia de las circunstancia, aunque hoy sea la principal preocupación, también hay que nombrar las responsabilidades del gobierno municipal históricamente incapaz generar prosperidad, de ejercer autoridad bajo la lógica populistas de no querer discutir con nadie y la ausencia de cultura ciudadana.

En cuanto a las estrategias de tipo económico y desde la administración central que entrelaza la informalidad con espacio público, Rivera hoy tiene la obligación de replantear su estrategia y definir de una buena vez una hoja de ruta a largo plazo en las actividades en las que tiene ventajas comparativas respecto a la región (Agricultura y turismo), plantearse unas metas con acciones diversas.

Como herramientas en este sentido ya el plan sectorial agropecuario se creó, falta voluntad política para ponerlo en marcha. Estamos en mora de crear el plan sectorial de turismo que guie las estrategias y la inversión de recurso públicos, la creación de marca, crédito y formación bilingüe.  Por lo que a la regulación y administración del espacio público se refiere, atendiendo la necesidad de estos mecanismos de planeación y ejecución, necesitamos también el plan maestro de movilidad y, como medida inmediata, debe darse la reubicación de los vendedores del parque.

En resumen, los problemas de invasión de espacio público obedecen a distintos factores, algunos externos, si, pero en su mayoría a falta de claridad acerca de los gobiernos locales que poco han hecho en la administración del espacio público y estrategias económicas que potencien, por ejemplo, el turismo para hacernos competitivos y fortalecer nuestra economía. Aquí caben mil manos, las de todos que como ciudadanos responsables deben superar el escenario de crítica y actuar, es el caso de los empresarios, los mismos vendedores organizados, el Banco Agrario, el concejo municipal, la inspección de policía y toda la institucionalidad presente en el territorio.  

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