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La incertidumbre de las guerras en Medio Oriente

Por: Andrés Calderón

Los estudios económicos evidencian que, a veces los mercados temen más a la incertidumbre que a los hechos, y lo vemos muy seguido en las variaciones del precio de petróleo en contexto de guerras, especialmente en Medio Oriente donde se encuentra la mayor producción de esta materia prima, a penas lógico porque lo que allí puede suceder es una reducción de oferta y encarecimiento de los costes.

Ayer, con la noticia del bombardeo de Irán a Israel, el precio subió inmediatamente un 5 %. Estas condiciones de conflicto podrían nuevamente agitar la economía a través de la inflación, una de las mayores consecuencias de una posible escalada a nivel regional del conflicto. Este es el escenario económico.

La acción de parte del estado Islámico puede leerse de muchas formas, distinto a lo que algunos medios internacionales y nacionales quieren mostrar, una única verdad, un ataque terrorista e injusto por parte del estado árabe. Para occidente, lo que es EEUU y la OTAN principalmente, el estado de Israel es la victima y masacra musulmanes en defensa de su soberanía y su libertad. Pero para los árabes y buena parte del resto del mundo, Israel es el estado garante de los intereses de occidente en medio oriente, un país que se constituyó para desestabilizar la región y evitar la fortaleza del estado Islámico.

La historia de los conflictos en la región ampliada, lo que llamamos Medio Oriente, se remonta a miles de años atrás, siendo le escenario de guerras mas reciente del que se tengan registro entre naciones, a excepción de la hoy guerra entre Rusia y Ucrania. En su historia más próxima, por los años 80 el mundo fue testigo de la llamada primera guerra del golfo entre Irak e Irán, cuyo protagonista fue principalmente Irak y su intención expansionista, a la que le sucedió tan solo 3 años después su anexión de Kuwait, lo que generó una escalada a nivel internacional claramente ligada a los intereses del petróleo; esta fue llamada la segunda guerra del golfo.

Por otro frente, ya venía librándose la guerra en el territorio palestino, un conflicto entre árabes y judíos que se intensificó con la creación del estado de Israel después de la Segunda Guerra Mundial, cuyos orígenes y escenarios son múltiples e involucró a sus vecinos. Desde entonces el mundo ha sido testigo de sucesos como la llamada primer gran guerra árabe-israelí, la Guerra de los Seis Días, la guerra de Yom Kipur y unas decenas de masacres que caracterizaron la región antes de los primeros acuerdos de Oslo bajo el liderazgo de la ya figura palestina Yasir Arafat. Pero los acuerdos no se cumplieron y la zona siguió en conflicto.

Irak finalmente fue devastada por la guerra e invasión norteamericana y el estado sirio fue casi que implosionado en el marco de la “llamada primavera árabe”. Tan solo en esta última escalada de violencia en Palestina se estiman unos 37 mil palestinos muertos y el número de refugiados en 70 años se acerca a los seis millones. Esta es la situación social.

Pero ¿quién puede tener la razón en este escenario? Yo diría que todos o ninguno, como lo mencionó el presidente Boric de Chile hace algunos días en la Asamblea General de las Naciones Unidas “Me niego a elegir entre el terrorismo de Hamás o la conducta genocida del Israel de Netanyahu. No tenemos por qué elegir entre barbaries. ¡Yo elijo la humanidad!”, pues las guerras no obedecen más que a intereses individuales, económicos y expansionistas, en las guerras no puede haber justicia, y no se le puede defender en nombre de la democracia, ni de la vida misma, nada más absurdo. La palabra guerra es estéril, no nace nada de ella, en cambio, causa muerte, dolor, desesperación, desesperanza, desplazamientos, pobreza, hambre, infamias. La guerra es la atadura que nos une a la barbarie, y ni siquiera los más sofisticados métodos de resolución de conflictos respaldados por las organizaciones que a nivel mundial hemos creado para contrarrestarla han podido ayudarnos a superar este estado primitivo.

Las razones de estos conflictos son muchas más y difíciles de exponer tan solo en una columna de opinión. Solo he querido dar una pincelada por este medio, dar a conocer un poco de loque acontece para invitar que no caigamos en las lógicas de las posturas unilaterales en un conflicto tan diverso, del que seguro se puede deducir, solo se ha producido muerte y pobreza.

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