Por : Fredy Ernesto Tovar Montenegro
Si nos damos a la tarea de enlistar los casos de corrupción flagrante e insolente en la historia política de los gobiernos nacionales en el presente siglo, tendríamos que reconocer que el delito y la delincuencia de cuello blanco se ha normalizado en nuestro imaginario colectivo y que dichos delincuentes se caen hacia arriba, logrando absoluciones desvergonzadas y terminando con posturas descaradas en las que el Estado les sale a deber.
Tal es el caso de la exministra Karen Abudinen, quien fue absuelta por la Procuradora Margarita Cabello. Eso que a todas luces parecía que no podría pasar, que suponíamos imposible de suceder, ocurrió. Fue archivado el proceso por el robo de 70 mil millones de pesos destinados para la conectividad de centros poblados, que iba a darle internet a más de 8000 escuelas y a toda la población infantil de las mismas.
Los siguientes son los argumentos y razones esgrimidas por la procuradora para exonerar a la exministra de cualquier compromiso afirmando con ello que Karen Abudinen no es responsable de absolutamente nada en la perdida de esta millonaria suma. La primera afirmación dice que la Abudinen no tenía la supervisión del contrato, a pesar de que ella era la Ministra (dicotomía difícil de digerir, pues es ella la responsable de todas las decisiones del ministerio).
La segunda argumentación es que a pesar de la investigación no encontraron ninguna evidencia para decir que ella es responsable al menos de una falta disciplinaria en el momento en que se adjudicó el contrato; lo cual es demasiado incoherente pues nadie más responsable y directa implicada que la ministra en dicha diligencia.
El tercer argumento es que la ministra de Duque no incumplió ni violó ninguna regla, norma o decreto en la contratación, sustentando así la supuesta delegación de la ordenación del gasto en la secretaria general y por deducción es esta funcionaria la que supuestamente tiene que responder; sin embargo, la defensa de la ministra es claramente cuestionable, ya que, en el artículo 12 la Ley 80 afirma categóricamente que en ningún caso los jefes y representantes legales de las entidades del Estado quedarán exonerados por virtud de la delegación de sus deberes, lo que aparentemente hizo Karen Abudinen con su secretaria general.
Enunciándolo distinto, la ministra tenía la responsabilidad directa de seguir ejerciendo el control y la vigilancia de la actividad precontractual como contractual, mucho más cuando el monto del contrato era de un billon de pesos. Es muy difícil creer que una ministra tenga el descaro y la irresponsabilidad de entregar el proceso de contratación de una suma tan exorbitante a su secretaria general y desplace su atención en cualquier otra gestión menos en la transparencia de la adjudicación del contrato. Nos creen pendejos o retardados si esperan un céntimo de credulidad en dicho argumento.
Este caso es una prueba más del modus operandi de los gobiernos uribistas, empotrados en la corrupción, donde si usted es poderoso y tiene amigos que le pueden cubrir la espalda, no se preocupe pues no le va a prosperar ningún tipo de demanda, denuncia o proceso por corrupción. En el caso de la Abudinen, con quien se abudinearon más de 70 mil millones de pesos, indigna demasiado que el contratista Juan Carlos Ángel Cáceres, haya recibido el dinero, falsificado documentos de respaldo de los bancos, de los seguros, convirtiendo esos miles de millones en plata de bolsillo, haciéndose préstamos por 75 mil dólares, haciéndole préstamos a amigos y familiares por 503 mil dólares, comprando un apartamento por valor de US$1.342.000, logrando así como por arte de magia desaparecer los recursos que en pandemia se habían destinado para la conectividad de los niños en Colombia.
Para cerrar con broche de oro, la principal responsable quedó absuelta y tal como lo afirmaron los seudoperiodistas de la FM Luis Carlos Vélez y Darcy Quinn, hoy domingo 29 de septiembre día de su cumpleaños, le dieron el mejor regalo archivándole el proceso.
