Por Mauro Saúl Sánchez Zambrano
El departamento del Huila, tierra fértil y próspera, se erige como un escenario ideal para el ordenamiento productivo del territorio. En la encrucijada entre la tradición agrícola y las demandas contemporáneas de desarrollo sostenible, el enfoque hacia una planificación integral se convierte en el motor de progreso.
El primer pilar de este ordenamiento reside en la optimización de la producción agropecuaria. Más allá de la mera generación de materias primas, se precisa una estrategia que añada valor en cada eslabón de la cadena de suministro. Es hora de abrazar la diversificación y la innovación, incorporando prácticas sustentables y tecnologías de vanguardia. La asociatividad entre los actores del sector se erige como un elemento crucial para potenciar la competitividad y garantizar la equidad en el acceso a los mercados.
En este contexto, hablar de ordenar nuestro departamento alrededor del agua emerge como una necesidad urgente. El agua es un recurso estratégico que requiere una gestión planificada y responsable. El ordenamiento productivo alrededor de este elemento vital implica no solo su preservación, sino también su distribución equitativa y su uso eficiente. La implementación de tecnologías de riego inteligente y la promoción de prácticas de conservación del suelo son pasos indispensables hacia la sostenibilidad hídrica en la región.
En el horizonte de este proceso de transformación, las nuevas tecnologías y la industria 4.0 se erigen como aliados poderosos. La automatización, la digitalización y la implementación de sistemas inteligentes de gestión no solo incrementarán la eficiencia productiva, sino que también abrirán nuevas oportunidades de empleo y desarrollo económico en el Huila. Los tiempos del trabajo físico están llegando a su fin. Ahora el trabajo del cerebro, cobra mayor peso e importancia en el mercado laboral.
Si bien el gobierno nacional de Gustavo Petro tiene un papel crucial en el diseño e implementación de políticas de desarrollo regional, es fundamental reconocer el protagonismo de las gobernaciones, las alcaldías y, sobre todo, de la sociedad civil.
La participación activa de todos los sectores de la comunidad es imprescindible para garantizar que el ordenamiento del territorio responda a las necesidades y aspiraciones de la población huilense en su conjunto.
A modo de conclusión, el ordenamiento del territorio en el Huila no es solo una necesidad urgente, sino una oportunidad para construir un futuro con prosperidad y ambientalmente sostenible.
La apuesta por una producción agropecuaria diversificada y sostenible, la gestión responsable del agua, el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y la participación activa de la sociedad son los pilares sobre los cuales se cimienta este camino hacia el desarrollo integral de la región. Es momento de trabajar juntos, con visión y determinación, para hacer del Huila un modelo de ordenamiento territorial para el país.
Espero que en los planes de desarrollo departamentales y municipales, esta discusión sea un eje central y transversal.
