Por: Pedro Jiménez
La Constitución del 91 fue concebida para fortalecer a las regiones, dándoles mayor autonomía para tomar decisiones sobre sus territorios y así reducir las brechas sociales y ampliar las oportunidades de desarrollo en cada región del país. Sin embargo, después de más de tres décadas, esta visión sigue pobremente cumplida.
Esta semana, el Congreso aprobó en sexto debate un aumento progresivo de las transferencias a los territorios hasta el 39,5%, en un periodo de 12 años, buscando así mejorar los flujos de recursos para las entidades territoriales y facilitar una mayor descentralización. Si este proyecto sigue su curso y agota todas las etapas positivamente, tendrá que ir acompañado de una ley de competencias, que definirá el norte y alcance y las responsabilidades de los entes territoriales.
Varios exministros de Hacienda, entre ellos José Manuel Restrepo, han criticado esta decisión. Sostienen que carece del rigor técnico necesario, y que su adjudicación se parece más a una “negociación de mercado”. Restrepo señala que el proyecto compromete fondos para áreas vitales como salud, educación y saneamiento básico, sin asegurar que esos recursos estén realmente disponibles, lo cual podría derivar en una reforma tributaria o un escenario mas fatalista que es la quiebra del Estado. Como alguien que aún se familiariza con estos temas macroeconómicos, entiendo su perspectiva pesimista.
No obstante, como ciudadano de Neiva y del Huila, creo que esta decisión del Congreso, a pesar de sus posibles riesgos e interpretaciones negativas, representa una oportunidad de desarrollo para nuestra ciudad y nuestro departamento. Sin embargo, es urgente que esta medida venga acompañada de compromisos sólidos de planeación, supervisión y uso eficiente de los recursos.
El control de estos recursos debe ser firme y efectivo. No basta con la intervención de la Contraloría, la Procuraduría y las veedurías, pues en muchos casos, los administradores locales continúan entregando “obritas inconclusas” en lugar de proyectos de impacto significativo, como los que sí se observan en otras regiones como el Eje Cafetero o Barranquilla. Para romper este ciclo, urge una participación más robusta de la ciudadanía en el control del uso de los recursos y, al mismo tiempo, mecanismos de sanción más efectivos ante cualquier irregularidad.
Además, es ineludible un llamado a los gremios y sectores productivos de Neiva y el Huila. Sin un liderazgo gremial que marque un rumbo claro para el desarrollo de la región, seguiremos con una economía local débil, basada en la vision del Administrador de turno, quienes han demostrado que son cortos de vision para proponer desarrollo.
Hoy, el café y el turismo trazan una posible ruta, pero en ambos frentes Neiva sigue rezagada. La baja recaudación tributaria refleja una economía local sin una apuesta sólida. Es tiempo de que los gremios, en lugar de limitarse a observadores, propongan con claridad hacia dónde debe dirigirse nuestra economía y cómo los recursos descentralizados pueden fortalecer esos sectores estratégicos.
Tenemos una oportunidad crucial para definir nuestro destino regional y levantar la economía de Neiva y Huila. Aprovecharla o dejarla pasar dependerá de que los gremios, los administradores locales y la ciudadanía trabajemos juntos para construir una región próspera, transparente y decidida a cerrar sus brechas históricas.
Nota: Cifras y Conceptos le dijo a los colombianos como ven sus lideres, el nuestro de la ciudad sale con una nota de 49, sobre 100, eso no es para festejar, va perdiendo el año. Candidatos futuros, proyecto de ciudad, desarrollo económico, no soluciones de día a día.