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Crisis arrocera: ¿entre el contrabando y los molinos?

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La crisis histórica del sector arrocero en el Huila se debe al control de los molinos sobre los precios, el contrabando de arroz y la falta de apoyo gubernamental, lo que afecta a los productores nacionales y requiere medidas urgentes para regular el mercado, según un agricultor del Huila.

La crisis que vive el sector arrocero en Colombia es una problemática de larga data, según Álvaro Sandino, agricultor huilense con 45 años de experiencia en la siembra de arroz. Para él, la situación actual no es algo nuevo, sino una crisis histórica que ha acompañado al sector durante décadas.

Álvaro Sandino, arrocero con más de 45 años de experiencia

“Siempre se ha creado esa crisis, que los molinos mangonean con el precio”, asegura, y destaca que los molinos han tenido un control significativo sobre los precios del arroz durante años. Aunque reconoce que los empresarios, como la familia Roa, con quienes ha trabajado y considera “muy buenas personas” y “muy buenos patrones”, ya han alcanzado una posición económica sólida, señala que el verdadero problema es el monopolio que han formado en el sector. Según Sandino, estos grandes actores del mercado, con la compra de molinos y su influencia en el negocio, han logrado imponer su control, afectando a los productores más pequeños.

Uno de los factores que agravan esta crisis, según el agricultor, es el Tratado de Libre Comercio (TLC) y el contrabando de arroz proveniente de Ecuador. “Eso es contrabando, que le compete al gobierno controlar”, afirma Sandino, indicando que la competencia desleal es uno de los elementos más perjudiciales para el sector. Para él, el gobierno tiene un papel crucial en frenar este contrabando y proteger a los agricultores colombianos.

Aunque las protestas en las principales zonas arroceras, como El Espinal y Campoalegre, han sido una respuesta visible ante la crisis, Sandino no considera que las medidas de bloqueo de vías sean una solución efectiva. “Lo que están haciendo con el taponamiento de las vías no sirve. Están perjudicando a las ciudades que están transportando todas las necesidades”, señala, sugiriendo que una solución más viable sería un control más riguroso dentro de los molinos y en las compras de arroz, lo que permitiría regular mejor el mercado y evitar el abuso de poder de los grandes actores del sector.

Otro de los problemas que señala es la falta de acceso a créditos adecuados para los agricultores. “Ningún agricultor va a hacer créditos a los bancos que le prestaban por medio de Finagro”, explica, haciendo referencia a los créditos a corto plazo que no se ajustan al ciclo de cultivo del arroz. A su juicio, los molinos financian indirectamente a los agricultores, lo que les otorga un poder desmedido sobre el precio del producto. “Ellos están suplantando al gobierno y a Fedearroz”.

Sandino recuerda una época en la que el mercado estaba más equilibrado. “Me acuerdo cuando Gabriel Rosas Vega fue ministro de Agricultura y existía el Idema, donde hoy día, aquí en el Huila, el agricultor le vendía al Idema porque pagaba mejor precio”, menciona. Este sistema, según él, permitió que los molinos se vieran obligados a competir con los precios establecidos por el Idema, lo que favorecía a los productores.

Para Sandino, la solución a la crisis pasa por un mayor involucramiento del gobierno. “El gobierno tiene que hacerse ver”, afirma, sugiriendo que la implementación de aranceles sobre las importaciones de arroz sería una medida importante para proteger la producción nacional y frenar la competencia extranjera que afecta a los arroceros colombianos.

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