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Es hora de la gente

Por: Pedro Javier Jiménez Administrador de Empresas, emprendedor. Especialista en Marketing Político de la Universidad del Externado

Opinión

En Neiva estamos a punto de completar 20 años sin avances significativos en materia de infraestructura. El estadio cumplió 10 años como una ruina y las vías son el reflejo del caos generado por la falta de compromiso de distintas administraciones.

En términos de corrupción, somos potencia. Durante los últimos 10 años, las administraciones de Lara, Gorky y Casagua han manejado alrededor de 9 billones de pesos. ¡Imagínese eso! Y, sin embargo, los avances brillan por su ausencia. La infraestructura en educación, salud, deportes y cultura es simplemente vergonzosa. Con estos argumentos, podríamos solicitar la revocatoria del actual alcalde por incapacidad para gobernar. Pero la verdad es que un proceso revocatorio no nos llevará a ningún lado. Así que, por amor a la democracia, nos tocará aguantar a este señor feudal por los próximos tres años.

El nivel de desconexión del alcalde quedó en evidencia la semana pasada, cuando el medio de comunicación “La Nación” publicó un informe sobre el empleo. Mientras él asegura que gracias a su gestión ha mejorado la situación laboral, los datos dicen otra cosa. En fin, como el comediante de mi niñez, Chespirito para la Chimoltrufia: “como digo una cosa, digo otra”.

Pedir que el control político y la eficiencia administrativa recaigan en el Concejo es también una pérdida de tiempo. Los cuatro o tres concejales opositores —Osorio, Mateus, Humberto y el exconcejal Ortiz— hacen su parte, pero su capacidad de influir es limitada. La excepción ha sido la lucha que lograron ganar con el PAE, pero más allá de eso, poco ha cambiado. Los concejales afines al gobierno votan positivo sin mayor rubor ético, sin sentido común y, aparentemente, más motivados por premios o bonos de cumplimiento.

Cuando la administración tiene responsabilidades evidentes, los concejales oficialistas actúan como Sancho Panza defendiendo a su Quijote. Esta semana, el robusto defensor —antes gorkista y ahora casaguista— Prieto, culpó a la vaca, evadiendo responsabilidades. Si no los conoce, basta con ver las fotos del alcalde: allí aparecen como invitados de papel, sacando pecho por reparcheos de vías, promesas de polideportivos y mejoras de vivienda para unos pocos bendecidos. Nada estructural, solo paños de agua tibia.

Es hora de la gente. La invitación es a que los ciudadanos asumamos el control de los recursos, participemos en veedurías, alcemos la voz, exijamos resultados y, sobre todo, aprendamos a votar. Qué importante sería que colectivos serios como los Rotarios, los consejos superiores de las universidades, las juntas directivas de los gremios y la sociedad en general se involucraran, respirándole en la nuca a la presunta corrupción, ineficiencia e ineficacia de los mandatarios municipales.

P.D.: El 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, no celebro con flores ni como una fecha comercial. Celebro el avance en la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres. Los liderazgos femeninos son ejemplo de tenacidad y lealtad en el mundo. Claro, aquí en el Huila, en lo que a política se refiere, las mujeres a las que los huilenses les han confiado su representación aún están en deuda. Nuestras parlamentarias, hoy mayoría en género, apenas hablan en el recinto del Congreso o votan a conveniencia, con una gestión cuestionable. Celebro, pues, la lucha de las mujeres y su participación en los espacios de liderazgo. Pero aún queda un largo camino por recorrer.

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