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Un huilense ganó premio al mejor invento en Colombia: Agua potable para el campo

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Desde el municipio de Garzón, en el departamento del Huila, un proyecto de innovación tecnológica orientado al acceso al agua potable ha alcanzado proyección nacional e internacional. Su creador, Yobani Cuaji Trujillo, tecnólogo en obras civiles y máster en tratamiento de aguas, recibió recientemente el Premio Nacional al Inventor Colombiano, otorgado por la Superintendencia de Industria y Comercio con el respaldo de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Al mismo tiempo, fue distinguido en el exterior con la Medalla a la Mejor Invención, un reconocimiento de la Federación Internacional de Asociaciones de Inventores (IFIA), entidad que agrupa a innovadores de diferentes regiones del mundo.

Un modelo diseñado en el Huila

El invento de Cuaji consiste en un sistema de potabilización de agua pensado para comunidades rurales. Se trata de plantas de tratamiento construidas en concreto reforzado que operan con procesos convencionales de coagulación, sedimentación, filtración y desinfección. De acuerdo con pruebas realizadas en laboratorio, los resultados cumplen con lo estipulado en la Resolución 2115 de 2007, que establece los parámetros físicos, químicos y microbiológicos para que el agua sea apta para consumo humano.

La propuesta destaca por dos aspectos principales: el costo y el tiempo de ejecución. Según su creador, estas plantas pueden levantarse en un lapso de tres a cinco meses, con inversiones cercanas a los 300 millones de pesos, recursos que en la mayoría de los casos son aportados directamente por las comunidades beneficiarias. El modelo, afirma Cuaji, reduce los costos a menos de la tercera parte frente a un proyecto ejecutado por una entidad territorial, que además puede tardar entre cinco y ocho años en desarrollarse.

Beneficios en comunidades rurales

En el Huila ya funcionan varias plantas construidas bajo este esquema. En Garzón opera la del acueducto Blanca Claros, proyectada para atender a 1.250 familias. En el centro poblado de Zuluaga, entre Gigante y Garzón, se edificó otra con capacidad para 2.500 familias. En municipios como Altamira y El Agrado también se han implementado, algunas con más de quince años de operación.

Actualmente, el inventor trabaja con alrededor de 30 acueductos comunitarios, lo que ha permitido beneficiar a unas 14.000 familias rurales. El impacto se refleja en sectores que anteriormente dependían de fuentes hídricas sin tratamiento y que ahora cuentan con agua en condiciones seguras para el consumo.

Reconocimientos y proyección internacional

El premio otorgado en Bogotá por la Superintendencia de Industria y Comercio destacó la capacidad del invento para generar soluciones en comunidades apartadas del país. A nivel internacional, la IFIA resaltó su potencial de comercialización y su aporte a la mejora de la calidad de vida en zonas donde el acceso al agua potable sigue siendo una necesidad insatisfecha.

El caso de Garzón se suma a otros ejemplos en el mundo donde inventores locales desarrollan tecnologías adaptadas a sus contextos, que luego encuentran eco en escenarios internacionales. En este caso, la iniciativa nacida en el sur del Huila plantea un modelo replicable en regiones rurales de Colombia y otros países con dificultades similares.

Investigación en curso

Además de las plantas de potabilización, Cuaji adelanta proyectos de investigación enfocados en la reducción de la contaminación de fuentes hídricas en zonas cafeteras. Su propuesta busca implementar sistemas que permitan a los productores cumplir con las normativas ambientales y disminuir los vertimientos que afectan quebradas y ríos de la región.

En su laboratorio personal, ubicado en Garzón, el inventor desarrolla prototipos, realiza ensayos y pruebas de calidad antes de implementar los modelos en las comunidades. Parte de los equipos que utiliza fueron adquiridos gracias al apoyo de la Cámara de Comercio del Huila, entidad que lo ha acompañado en su proceso de innovación y formalización empresarial.

Una alternativa desde lo local

El planteamiento de Cuaji se apoya en la organización comunitaria como elemento clave para la sostenibilidad de los proyectos. Según explica, son las mismas comunidades las que financian, construyen y operan las plantas, lo que garantiza apropiación social y funcionamiento continuo. “Cuando la comunidad ejecuta el proyecto, el dinero rinde más y el proceso es más rápido”, señala.

Con este modelo, Garzón se convierte en el punto de partida de una iniciativa que no solo ha sido reconocida en escenarios nacionales e internacionales, sino que además abre un debate sobre la manera en que los territorios rurales pueden gestionar el acceso al agua potable de forma autónoma y eficiente.

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