Por: Pedro Javier Jiménez
_Administrador de Empresas, emprendedor. Especialista en Marketing Político de la Universidad del Externado_
Opinión
Las marchas convocadas para mañana, 18 de marzo, son una muestra más de la intransigencia del presidente Petro. Un hombre dedicado a liderar un 30% del país que comulga con su ideología y visión de sociedad, y que parece no tener interés en dialogar con el otro 70%. Aquí no hay matices: o se está con él bajo amenazas y descalificaciones, o se confronta en la calle.
Así que comenzamos el camino hacia las elecciones de 2026 con el ánimo arriba, pero con la certeza de que seguiremos en la ruta de la división y la polarización. Lo mismo ocurre en la región. En Neiva, por ejemplo, la laureada y reconocida concejal del Pacto Histórico, Lourdes Mateus, abanderada de la anticorrupción, no la vemos levantar la voz ni incomodarse ante los liderazgos que desde el gobierno nacional contradicen sus discursos de reivindicación, especialmente en temas de mujer. Pero eso sí, ha salido como loba feroz—término que uso para destacar la fuerza con la que, sin miedo, defiende la maltrecha reforma laboral— invitando a los trabajadores a sumarse a la causa petrista, ignorando que cerca del 54% vive en la informalidad. Una informalidad que solo se agrava por los altos costos y la falta de un verdadero plan de desarrollo económico del autodenominado “gobierno del cambio”.
En el concejo, la concejal grita mucho. En redes, se comporta como niña buena. Eso sí, hay que reconocerle su férrea defensa de temas municipales, donde hace un buen papel siendo bastón de la ciudadanía.
Pero seamos claros: salir mañana a marchar es salir a respaldar a Petro. No nos digamos pendejadas. Si alguien cree que va a cambiar la situación del país apoyando una reforma que ni la Comisión Séptima ni el Banco de la República consideran viable, se equivoca. Esa reforma no solo amenaza con aumentar la informalidad, sino con acabar con empleos formales, afectando los ingresos tanto del país como de las regiones.
Nadie discute que mejorar las condiciones laborales es necesario. Pero, ¿esta es la reforma que necesitamos? ¿Está pensada para construir crecimiento económico y desarrollo social sostenible? Lo dudo.
Por eso celebro que nuestra democracia, con su separación de poderes, funcione. Que la Comisión Séptima haya actuado como un muro de contención frente a un gobierno que se desboca, en cabeza de operadores políticos como Benedetti, un personaje sin ética ni pudor. Así que si usted no cree en este gobierno del cambio. No cambie su rutina y déjelo solo en la calle, con su ira y ganas de destruir la democracia
