Por: Pedro Javier Jiménez Administrador de Empresas, emprendedor. Especialista en Marketing Político de la Universidad del Externado
La falta de un gobierno que valore al empresario como motor de la economía, generador de empleo y bienestar, está llevando a los territorios a exigir autonomía y libertad. Más que nunca se hace evidente la necesidad de que cada región actúe con decisión ante el desdén del gobierno central. Lo ocurrido esta semana con el presidente Donald Trump —otro “loco”, sí, pero con poder real— es una señal clara para salir del cómodo estado de dependencia en el que hemos vivido en materia comercial.
Colombia no es China para negociar de tú a tú, y mucho menos lo es el Huila. Pero eso no significa que no podamos ver oportunidades en medio de estas sacudidas geopolíticas. La estrategia “trumpiana” probablemente busca reequilibrar la balanza comercial estadounidense mediante la imposición de aranceles y el encarecimiento selectivo de productos. En medio de todo, puede abrirse una ventana para quienes sepan moverse con inteligencia: además del café, el cacao y la tilapia, sectores como el de confecciones, la agroindustria de frutas, los alimentos funcionales, la cosmética natural y, especialmente, el desarrollo de software pueden encontrar una vía directa para insertarse en los mercados globales.
Por eso celebro la convocatoria hecha con liderazgo por Lina Marcela Carrera, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio del Huila, a los empresarios con vocación exportadora. A la mesa de trabajo han sido invitados los presidentes de Asocolflores, AmCham, Fedecacao y Fedeacua. Esa es la respuesta que se necesita: organización, articulación y visión de futuro. No más lamentos ni espera de milagros desde Bogotá.
Desde Bogotá solo mandan doctrina. Esta semana recibimos suficiente: vino Bolívar a entregar 26 mil millones para vías… las mismas que estuvieron cerradas durante cuatro semanas por falta de gestión y decisión del gobierno Petro. Esas vías dejaron más de 12 mil millones en afectaciones. Aun así, alfombra roja y gritos de “¡consulta!” para los alcaldes, que salieron en la foto con cara de incertidumbre, porque solo hasta ahora los invitan al retrato, los llenan de anuncios y poco de realidades. Como en Palermo, donde prometieron un súper molino… y lo que hubo primero fue paro de arroceros.
Y ojo con los emprendedores: abrir otro bar o restaurante en Neiva no es una gran innovación. Esa inversión podría tener mayor impacto si se dirigiera, por ejemplo, al fortalecimiento del sector confección o a la creación de empresas de base tecnológica. Necesitamos producir software, servicios digitales, soluciones locales con visión global. Pero para eso también debemos reacomodar la formación del talento humano: hay que dejar de formar solo empleados públicos y pensar en programadores, tecnólogos, diseñadores, operarios calificados. El futuro no se va a construir desde la comodidad del statu quo educativo.
Eso sí, con ilusión, el departamento recibe a la FUDRA, que con el ministro Pedro Sánchez promete “vocación ofensiva”. Veremos si Petro aguanta. Así termina otra semana de amor en el país de las mariposas amarillas, gobernado por el Último Aureliano.
