Por: Carlos Ernesto Álvarez Ospina
Abogado universidad El Rosario, con especialización en Derecho Público
Opinión
Por años, los colombianos hemos vivido en una lucha constante contra los grupos armados ilegales que buscan imponer su dominio a través del terror. Sin embargo, lo que está ocurriendo hoy con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) no solo es alarmante, sino que demuestra una grave falencia en la estrategia de seguridad del gobierno nacional.
El caso del Huila es un ejemplo claro de cómo la presencia de este grupo ya no se limita a sus zonas históricas de operación. Hace más de dos años se han visto banderas del ELN en distintas vías del departamento, y ayer, en pleno centro de Neiva, se desactivó un artefacto explosivo a tan solo 50 metros de la Gobernación y la Asamblea. Este hecho no es aislado. En Bogotá, Medellín y Cúcuta también se reportaron banderas del grupo subversivo el mismo día.
¿Se está expandiendo el ELN fuera del Catatumbo? El gobierno nacional decretó un estado de conmoción en el Catatumbo hace más de 20 días, pero los resultados han sido, en el mejor de los casos, cuestionables. La representante a la Cámara Luz Pastrana ha señalado con preocupación la falta de resultados concretos en la lucha contra el ELN. Si las acciones en una zona donde se concentra la atención nacional no están dando frutos, ¿qué podemos esperar del resto del país?
La duda es legítima: ¿estamos viendo una expansión deliberada del ELN en regiones donde antes su presencia no era tan evidente? Las señales apuntan a que sí. No se trata solo de banderas, sino de acciones concretas como la colocación de explosivos en centros urbanos.
Aquí surge la pregunta más preocupante: ¿qué está haciendo el gobierno? La respuesta es evidente: nada. Mientras los colombianos nos enfrentamos nuevamente al miedo, el gobierno parece más preocupado por su narrativa política que por garantizar la seguridad nacional. No hay una estrategia clara ni acciones contundentes para frenar el avance del terrorismo.
El ELN, lejos de ser un actor de paz, sigue demostrando que su única intención es el terror y la desestabilización del país. No podemos seguir llamando “diálogo” a lo que claramente es una burla a los colombianos. Cada día que el gobierno sigue en su inacción, el ELN avanza, se expande y se fortalece.
No podemos permitir que el sacrificio de años de lucha contra el terrorismo se pierda por la negligencia de un gobierno que parece más cómodo permitiendo la expansión de los violentos que garantizando la seguridad de su pueblo. Colombia no puede volver al pasado, y si el gobierno no actúa, la historia lo juzgará como el responsable de entregar el país al terrorismo.