inicioOpiniónNeiva: ¿Cambio o continuidad? Un balance optimista de la gestión de Casagua

Neiva: ¿Cambio o continuidad? Un balance optimista de la gestión de Casagua

Por: Luis Ernesto Salas Montealegre

Opinión

Los neivanos han hablado y, aunque su tono no es precisamente festivo, al menos no han lanzado tomates (todavía). La reciente encuesta de ASEMPROC S.A.S., encargada por Diario del Huila, nos regala un retrato de la administración del alcalde Germán Casagua Bonilla: una mezcla de desaprobación, indiferencia y un suspiro colectivo de resignación.

Para empezar, un sólido 60,2% de los encuestados desaprueba la gestión del alcalde. No es exactamente un récord mundial de impopularidad, pero sí una cifra lo suficientemente alta como para hacer sudar a cualquier político. Mientras tanto, un 31,7% sigue creyendo en él, lo cual es digno de admiración. Estos fieles seguidores podrían estar viendo algo que los demás no ven, o quizás simplemente han decidido que en tiempos difíciles es mejor aferrarse a la esperanza.

Hablemos de su imagen. Solo el 35,9% la considera positiva, mientras que el 52,5% la percibe negativamente. Es decir, la mayoría de los ciudadanos creen que la foto del alcalde en su oficina debería llevar la leyenda: “Se busca: mejoras urgentes”. Y luego tenemos el 11,6% que no sabe o no responde, lo que nos hace preguntarnos: ¿realmente existe alguien en Neiva que aún no se ha formado una opinión sobre su alcalde? Quizás viven en un búnker o en un universo paralelo donde todo marcha a la perfección.

Ahora, la comparación con la administración anterior. Aquí, la gran mayoría (57,1%) opina que Neiva sigue igual. Sí, igual. Lo que, en política, es casi tan malo como estar peor. Significa que, para muchos, cambiar de alcalde ha sido como cambiar de canal solo para encontrar la misma telenovela. Apenas un 20,3% cree que la ciudad ha mejorado, mientras que un 19,5% dice que todo va peor. ¿Es un empate técnico? No realmente, es más bien una señal de que la gestión actual es, en el mejor de los casos, intrascendente.

Pero no todo está perdido. La encuesta deja claro que el alcalde aún tiene tiempo para cambiar las cosas. Claro, si decide hacer algo al respecto. La receta parece obvia: menos discursos, más resultados visibles. Porque, al final del día, los ciudadanos no quieren más promesas, sino calles sin huecos, seguridad y un motivo para no responder con una carcajada irónica cuando alguien les pregunte si su ciudad está mejor que antes.

Mientras tanto, el 8% de los encuestados que prefirió no opinar podría convertirse en el grupo más sabio de todos. Después de todo, en política, a veces el silencio es la respuesta más elocuente.

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