Por: Luis Ernesto Salas Montealegre
Opinión
En Colombia, la justicia es como un semáforo: rojo para los opositores, verde para los amigos del poder y ámbar interminable para los casos que conviene ignorar. Y en medio de este caos Judicial, nuestra Fiscal General, Luz Adriana Camargo, ha perfeccionado un arte único: el silencio estratégico.
- El Arte de No Ver, No Oír y No Investigar
La fiscal Camargo, en su corta pero poco elocuente trayectoria, ha demostrado que una fiscalía eficaz es aquella que sabe cuándo mirar hacia otro lado. ¿Escándalos de corrupción en el gobierno? Silencio. ¿Denuncias contra allegados al presidente? Archivadas con cariño. ¿Periodistas incómodos o líderes sociales pidiendo justicia? Ahí sí hay celeridad, pero para investigarlos a ellos.
Ejemplo 1: Mientras el hijo del presidente, Nicolás Petro, sigue en un limbo judicial por lavado de activos (a pesar de pruebas y testimonios), cualquier otro ciudadano con una décima parte de esas acusaciones ya estaría tras las rejas. Pero, claro, la justicia debe ser paciente… sobre todo con los apellidos convenientes.
Ejemplo 2: Las coimas del UNGRD, El caso de Laura Sarabia, el del ministro estrella Benedetti y muchos otros escándalos, denunciados hasta por la Procuraduría, parecen ser invisibles para la Fiscalía. ¿Será que los expedientes se “extraviaron” en el mismo cajón donde guardan las investigaciones contra los políticos del gobierno?
- La Técnica del “No Saber, No Responder”
- La fiscal Camargo ha adoptado una táctica magistral: hablar lo menos posible. No sea que, por error, diga algo comprometedor. Sus declaraciones son tan escasas como las condenas a altos funcionarios corruptos.
• Prensa: “Señora fiscal, ¿qué opina de las acusaciones de tráfico de influencias en su despacho?”
• Fiscal Camargo: “Estamos trabajando en garantizar la transparencia.” (Traducción: Siguiente pregunta, por favor).
- ¿Silencio por Eficiencia o por Conveniencia?
Algunos ingenuos podrían pensar que callar es sinónimo de prudencia. Pero en Colombia, el silencio de la Fiscalía tiene nombre propio: complicidad.
• Si callas cuando debes hablar, eres cómplice.
• Si investigas solo a los débiles y no a los poderosos, eres instrumento del poder.
• Si tu mayor logro es no meter las manos en casos incómodos, entonces no eres fiscal, eres una espectadora de lujo.
Conclusión: ¿Justicia o Teatro?
Mientras la Fiscalía siga actuando como “la abogada defensora del gobierno” en lugar de ser la garante de la justicia, los colombianos tendremos que acostumbrarnos a una triste realidad:
🔹 Los poderosos tienen fiscalía a la medida.
🔹 Los débiles tienen fiscalía implacable.
🔹 Y los ciudadanos comunes tenemos… silencio.
¿Hasta cuándo? Bueno, eso depende de cuánto más aguante el país este monólogo sin justicia.
🚨 Nota final: Si usted, lector, espera que la Fiscalía actúe pronto… mejor no contenga la respiración. El oxígeno es limitado, pero la impunidad en Colombia parece infinita.
